Si recordáis, hace unas semanas anuncié la presentación de un libro sobre «Almas gemelas y el calendario maya» de mi amiga sevillana Maribel. Sucedió que me presenté el día y hora señaladas (viernes, a las 19 horas), y mi amiga, la escritora, no acudió. Cuando llegué a casa, me encontré con un mensaje ¡de las 18:45! en el que me decía que las cosas se le habían liado y había decidido no venir a Madrid. Así, sin avisar.
Como os podéis imaginar (puesto que conservo todos los rasgos de la humanidad, incluido el enfado), me agarré un ‘rebote’ importante y al recibir su mail, le dije unas cuantas cosas sobre su falta de ética, no sólo porque me había hecho ir allí, donde iba a presentar el acto, sino porque lo había anunciado en la página y algunas personas habían acudido sin encontrarse a nadie que les diera explicaciones. Me envió más mails y ya no le contesté.
Había decidido enfadarme conscientemente, como señal de que lo que había hecho estaba mal. El enfado, como sabéis, es un acto de amor, porque cuesta mucha menos energía pasar por alto cualquier cosa que te hagan, como lo podéis ver cuando os tenéis que enfadar con vuestros hijos, sobrinos o nietos: ¡cuesta mucho menos decirles a todo que sí!
Digo que me enfadé conscientemente porque, al tiempo de sucederme este absurdo, sabía que se acercaba el momento de la presentación de mi propio libro y, visto cómo se reproducen las vivencias en estos tiempos que vivimos, establecí una vigilancia alerta por si mi propia actitud fuera a crear algún tipo de consecuencias en mi propia vida. Un «cabreo científico», podemos llamarlo.
Mi intención era terminar el ciclo del final del calendario maya con la presentación de este nuevo libro sobre la guerra de sexos que, en realidad, fue el origen de toda mi investigación sobre la manipulación en nuestras vidas. Por eso, lo de presentarlo antes del 21 de diciembre. Sin embargo, el editor me avisó de que la imprenta iba apurada en esas fechas prenavideñas, aunque con todo y con eso, debía estar antes del 14 de diciembre, que fue la primera fecha que pensé para la presentación. Dado que he aprendido a «entregarme» cuando las cosas no están en mi mano, decidí que la propia realidad acabara poniendo la fecha de la presentación: pero claro, ¡las cosas hay que anunciarlas con un mínimo de tiempo de antelación!
Dado que había sucedido lo del libro de Maribel, esta vez no me arriesgué a poner esa fecha y, puesto que el día 7 todavía no me daban toda la seguridad de que estuviera, decidí posponerlo para el 28.
Nos acercamos a la Nochebuena, y el libro seguía sin estar, por lo que, interiormente, «agradecí» a Maribel lo que pasó porque de esa manera no cometí el error de equivocarme con la fecha.
En realidad, me sentí muy feliz porque había podido variar el destino y entender la señal de la vida en forma del plantón de aquella presentación. Pero claro, todavía no había vuelto a contestar y perdonar a Maribel…
Pasó la Nochebuena y el libro todavía no estaba. Llamaba todos los días a la editorial y siempre me contaban que «al día siguiente» pero empecé a dudar si llegaría para el viernes 28… (El fantasma del libro de Maribel seguía revoloteando para que a mí no me ocurriera lo mismo…).
Como el miércoles por la tarde todavía no había llegado, decidí posponer la presentación una semana, hasta el próximo 4 de enero.
Eso sí, lo anuncié en la página, para que no pasara lo de Maribel.
¡Me había salvado kármicamente!!
Este viernes por la tarde, día 28, por fin, llegó el libro. Y, después de comer, agarré la maleta todo ilusionado para ir a la editorial y me traje 50 para casa, donde estaba visitándome mi amiga caraqueña Nieves Pino (que trabaja en un proyecto superimportante de expansión de la conciencia del que hablaré en breve) y con la que había estado hablando, precisamente, del famoso «efecto espejo» en la vida. Le mostré el libro, orgulloso, y, de repente, ¡me acordé de que no había avisado al presentador del acto, José María, de que lo había retrasado una semana!
Eran las 19:05. Me fui rápidamente al lugar de la presentación por si José María había ido para allá…
La presentación del libro era un Viernes, a las 19 horas; exactamente igual que la del libro de Maribel.
PD: José María había visto el anuncio en la página y no acudió a la cita, pero, por alguna extraña razón, mi teléfono no funcionó ese día y el siguiente, por lo que no pude hablar con él hasta el sábado por la tarde.
PD 2: La presentación del libro sigue siendo un viernes, en este caso, 4 de enero, a las 19 horas, en calle Arenal 9, primer piso, escuela de claqué Contaptoe.
PD 3: Curiosamente, su libro y el mío abordan el mismo tema: las relaciones hombre-mujer.