Hace dos días, al analizar el concepto mismo de «abismo fiscal» y sus consecuencias para el Planeta, el diario El Mundo se atrevía a decir «si sucediera, sería el fin de nuestra civilización tal y como la conocemos».
Hoy, 1 de enero del 2013, el diario El Mundo vuelve a ser el único en España que dice la verdad: «Estados Unidos ha caído en el abismo fiscal» al revelar que no se llegó al acuerdo en las dos cámaras (sólo el Senado) en la fecha prevista aunque, seguramente por el propio desconocimiento del redactor, confunde lo primordial con lo secundario, principalmente, porque cae en el error de utilizar el eufemismo lanzado por la Reserva Federal para ocultar la Realidad.
Digámoslo de una vez: ABISMO FISCAL=BANCARROTA.
Después de varios años aumentando el tope de endeudamiento del Estado permitido, por fin, a finales del 2012, el país que hace las veces de policía en el mundo, ha decidido que no puede más.
A falta de saber lo que pueda suceder el 2 de enero, hoy, 1 de enero, técnicamente Estados Unidos está en bancarrota. Y, por lo visto, en esta contingencia hay una serie de disposiciones (subida de impuestos, bajada de prestaciones sociales y de gastos en todos los ministerios, INCLUIDO EL DE LA GUERRA) que entran en vigor automáticamente.
Sin ilusionarnos demasiado (demasiadas decepciones llevamos encima), el día de hoy marca el Final del Imperio USA pues, para empezar, difícilmente va a involucrarse en más guerras un país en bancarrota.
La entrada en vigor del «abismo fiscal» supondría un recorte inmediato en el presupuesto militar que dejaría a muchos soldados sin trabajo, bases militares fuera de combate y, obviamente, el buque insignia de la OTAN (Estados Unidos) seriamente dañado. En definitiva, el Planeta se queda sin «policía». Creo que no hace falta insistir más en la cuestión para que os deis cuenta de sus benéficas repercusiones para la Humanidad.
Ahora bien, es preciso detenerse un poco más en la cuestión de la bancarrota en sí misma porque las derivaciones son muchas más y profundas…
Para empezar, la declaración de la bancarrota de los Estados Unidos (como todas las bancarrotas) supone el reconocimiento de la imposibilidad de resolver el sistema por parte del/los actuales gobernantes. Del mismo modo que cuando una empresa o una familia se declara incapaz de endeudarse más, se genera una suspensión de pagos; la incapacidad para endeudarse más por parte de Estados Unidos generaría una suspensión de pagos de los bonos estatales de los diferentes países que obran en poder del Tesoro estadounidense. Una reacción en cadena.
En otras palabras, el final del sistema monetario tal y como lo conocemos.
Pero existe otra cuestión todavía más interesante, y es el papel del Ejército en un «estado de excepción» como es el que el país -su patria- haya sido llevado a la debacle por parte de la clase política (y bancaria). Técnicamente, una bancarrota implica la disolución del sistema, en este caso, el Estado norteamericano tal y como lo entendemos. Sin conocer la legislación norteamericana -pero por pura lógica- tiene que haber una disposición que faculte al Ejército norteamericano a destituir a la clase política y tomar el control, en una situación tan dramática como ésta. Por algo el Ejército es el garante último de la existencia del país: una bancarrota provoca la desaparición misma de la institución (sea una empresa o un país). Y con el Ejército -que conoce la Verdad sobre el 11-S- tomando el control, la situación podría adquirir muchos e imprevisibles giros…
Y lo dejo aquí. Evidentemente, el día 2 se pueden inventar otra vuelta de tuerca para continuar con la agonía del sistema otro año más y ampliar el nivel de endeudamiento pero hoy, 1 de enero del 2013, el sistema ha quebrado. Eso sí se puede decir.
Sabemos que hay una salida, y tiene que ver con el oro, pero evidentemente, sería casi un milagro que ocurriera.
Yo os he contado la situación a día 1 de enero. Dado que el sistema ha quebrado, técnicamente es el primer día de Libertad de la Humanidad. [¡Os lo dijeeee!! ¡Jajajajaa! (Es una broma, obviamente, snif)].
