No, esta vez no voy a emplear epítetos manoseados como «visionario» o «profético». No.
Si el valenciano Berlanga hizo esta película en el año 1993 es porque era público y notorio que la sociedad española fluía sobre un ruido de mierda y corrupción.
Es tal el realismo de esta película que, para mí, al verla hoy está más cerca del género del docudrama, es decir, «realidad filmada con actores» que a la ficción. Banqueros, políticos, curas, periodistas, el movimiento gay, las ONGS, los ecologistas, los sobres de los empresarios para conseguir contratos… Uno se queda casi sin palabras al comprobar que esta película fue mostrada por la TV en los años noventa y la corrupción que ahora está apareciendo se realizó DESPUÉS DE ELLO!!
Creo sinceramente que la sociedad entera debería reflexionar sobre cómo ha cerrado los ojos a la Realidad, permitiendo el saqueo de las arcas públicas a manos de un ejército de psicópatas.
En cuanto a mí, coloco «Todos a la cárcel» entre las películas de culto del ambiente «conspiranoico», a la altura de Mátrix, Ellos Están Vivos y Network. El mensaje es el mismo pero al estilo español, es decir, entre risas y la locura de los Hermanos Marx.
Berlanga era todo un conspiranoico y la prueba está al final de la película, que un actor pronuncia la mágica palabra «conspiración».
Los actores, «chapeau»: lo mejor del cine español.
Los diálogos son tan buenos que no puedes levantarte del sofá ni un segundo sin darle al «pausa».
Me queda la duda de cómo se recibirá la película en Hispanoamérica. Por favor, comentadme si conectáis con ella, escribiéndome a periodico@rafapal.com