El 11 de Septiembre del 2001, mientras veía al maléfico Matías Prats narrar la mayor tomadura de pelo de la historia con el mismo tono que relataba los partidos políticos, me juré a mí mismo llegar hasta el final de esta broma satánica que nos esclaviza («ahora, os vais a cagar«). Y, rápidamente, la imagen de Luke Skywalker al mando de su pequeña nave, internándose hasta el corazón del sistema del Mal, «La estrella de la Muerte», vino hacia mí.