Un nuevo inventor español presenta una máquina para producir Energía gratuita.
Ahora que tenemos constancia oficial de que está prohibido ser autosuficiente energéticamente, es el momento de que muchos se planteen sus batallas y sus esfuerzos.
Ha llegado la hora de los «jaquemates»; ha llegado el momento de dejar de seguir perdiendo el tiempo firmando manifiestos de Avaaz pidiendo «a un satánico que sea justo» y abandonando luchas, que aún siendo muy importantes (chemtrails, transgénicos, vacunas) no son el corazón del problema, es decir, el que soluciona la partida. Ha llegado el momento de dejar de hablar de «libertades y derechos» (que son reduccionismos maquiavélicos) y hablar de Libertad, en singular, con toda su Potencia y Poder.
El corazón del problema de la Esclavitud Por Ley en la que vive la Humanidad (por eso es absurdo pedirles que nos traten bien) y la evidencia que mejor puede entender la gente es que hay métodos censurados para autoproducir energía, prohibidos (e incluso, con la solar, como ha aparecido recientemente).
El concepto «Energía Libre» no sólo vale para la electricidad sino que está aludiendo a la Libertad en sí misma, a la esencia misma del Ser Humano. Por ejemplo, la ficción legal en la que vivimos desde el mismo momento en el que nuestros padres permiten que nos registren bajo una entidad corporativa que sustituye al bebé libre que ha nacido: en ese mismo momento perdemos la Libertad con la que nacemos.
Aunque son muchos los años que llevo hablando el tema, siempre se están aprendiendo cosas: el otro día os explicaba algunos detalles de cómo son los Registros Civil y de la Propiedad los que conservan los «títulos de propiedad» sobre ese Ser Humano y sus posesiones materiales. Evidentemente, quien posee al ser humano, también posee sus propiedades.
Es importante que repares en que la palabra «Registro» tiene la misma raíz que «regidor», «regir» o… «rey»; procedentes del latín «rex» y «regis». Regir es ni más ni menos que gobernar.
Habíamos quedado ayer en que, por pura lógica histórica, el registro civil de los nacimientos y paternidades ha sido una labor de la iglesia católica desde que el Papa sustituyó al César como el poder terrenal en esta parte del orbe. O, hablando con más propiedad, cuando en el año 380 los emperadores de Oriente (Flavio Teodosio) y de Occidente (Flavio Valentiniano) convirtieron al cristianismo en la religión del Estado.
Sabemos que, después de la caída del Imperio Romano, el Papa sustituyó al César en la potestad de emitir moneda (ver «Cómo nos robaron la salud, el dinero, el amor…) por lo que es evidente que el cristianismo dotó de continuidad al imperio romano en el orden establecido, incluido el registro de las propiedades y el registro civil, obviamente, porque muchas propiedades se heredan de padres a hijos.
Si sabemos que el Papa otorgaba a los reyes la facultad para imprimir la moneda (y también recaudar impuestos, que es otro tipo de moneda), es evidente que la explotación de esos «recursos humanos» procede de una «voluntad divina» (del lado oscuro, claro). La prueba está en que todos y cada uno de los reyes y emperadores de la antigüedad se reclamaban «dioses» y no hace muchos siglos el rey francés Luis XIV afirmaba: «el Estado soy yo».
Aunque ahora intenten disminuir la importancia de esa frase, creo que el Rey SOL era completamente sincero. El «Estado» era él; podía disponer de sus súbditos a su antojo, porque eran sus esclavos. Seguro que todos recordaréis cuando estudiasteis en el instituto el feudalismo y los siervos de la gleba, que iban «en el mismo lote» que las tierras. El señor feudal que poseía las tierras, también poseía a los seres humanos que había «dentro».
Lo que nos contaron en la escuela es que después hubo una serie de revoluciones liberales (con antecedentes atenienses) que nos otorgaron «derechos y libertades» (no Libertad) como el derecho de voto, el derecho a la libertad de expresión, etc. Todas esas revoluciones fueron pergeñadas por los propios aristócratas (con el dinero de los Rothschild, como vimos en la peli del otro día).
La realidad es que todas las «libertades» de las que nos hablan no son más que «licencias» que la Autoridad te concede a cambio de un dinero, impuestos, en suma. Licencia de conducir, licencia para abrir un local o un negocio, licencia de matrimonio, licenciatura, para grabar en la calle, para manifestarte… Y una licencia es un PERMISO, alguien te lo concede, no es tuyo.
Lo que nadie está dispuesto a reconocer es que entre los siglos XVIII y XIX el Poder siguió ejerciendo la esclavitud de la especie humana, pero de un modo mucho más sibilino, impidiendo que se desenvolviera libremente a base de crear leyes, licencias e impuestos para prácticamente todo. ¡Hasta por aquello que es natural, como el agua y la Energía!
Si queremos llegar hasta el final sobre quién ejerce ese Poder debemos retroceder, paradójicamente, hasta el principio: hasta el registro de los nacimientos humanos y las propiedades. El establecimiento de impuestos y leyes y licencias sobre casi cualquier acto humano ha de ser, por lógica, un pacto entre los reyes (y aristócratas) que llevan ostentando el poder desde el mismo comienzo de la Humanidad, en unión con el Poder religioso, que reclama su Legitimidad de «dios». Y digo «dios» entre comillas porque, evidentemente, no es el verdadero Dios sino su suplantador, Lucifer, que es el que odia la Libertad, la Paz y el Amor.
Por pura lógica deductiva, es en los archivos del Vaticano donde debe estar el papiro que otorga legitimidad a todo este sistema y mucho me temo que debió ser un pacto con Lucifer/Jehová, en el que se otorgaba la custodia de los seres humanos a sus representantes, los clérigos, el Gran Sanhedrín, que es quien debe estar por encima del Papa.
PD: En los últimos mensajes de la Federación Galáctica se afirma que el periodo de 13.000 años en los que se permitió a La Oscuridad disponer de la Humanidad ha terminado y que los requisitos legales que fundamentan nuestra Libertad, son ya una realidad.
PD 2: Próximamente, os explicaré qué es en realidad el «Estado».
Si estoy siguiendo la pista correcta, deberemos ver pasos en este sendero, tanto de la Iglesia romana como la de Oriente, en las próximas semanas o meses.
PD 3: El Papa Ratzinger que Dios le dijo que dimitiera.