El método para unir adeptos al movimiento gay es relativamente sencillo: se trata de «atacar» a la víctima más débil, las personas que han sufrido un trauma reciente con el sexo opuesto (necesitadas de cariño) o bien, mediante los abusos sexuales de niño (o adolescente). En los pasados vídeos sobre los abusos sexuales dentro de la iglesia, siempre habréis comprobado que el cura se acerca al niño más débil, el que tiene menos autoestima: un hombre normal rechaza la homosexualidad por puro instinto, pero cuando uno está bajo de autoestima… (El clásico «¿cómo puedes decir que no te gusta si no lo has probado?»). Si os fijáis, en los documentales de Naturaleza, el tigre o el león eligen al cervatillo más débil físicamente: el Movimiento Gay trabaja de la misma manera, depredando al hombre o la mujer más desorientada, en este caso, emocionalmente.
Todos los hombres que han sufrido abuso sexual de niño (o adolescente) tienen unas grandes probabilidades de homosexualizarse de mayor: el problema es que no van a ser conscientes de cuándo ocurrió esta transformación. (Un gran número de prostitutas sufrieron abusos sexuales en su infancia).
Hoy se ha puesto en contacto conmigo una terapeuta que me ha clarificado algunos conceptos relativos a la homosexualización, particularmente el de «compensación de daño en el recuerdo».
Aquí empieza lo bueno.
La «compensación del daño en el recuerdo» dirá que le encantó.
Qué significa esto de «compensación de daño en el recuerdo», le digo a la terapeuta en un email.
La carga traumática se deja fuera de la memoria para poder continuar viviendo y se da una versión compensada, creándose una identificación patológica porque todo sucede cuando la persona está construyendo su identidad. Por eso el mal se dirige a la infancia, con resultado asegurado.
En otras palabras; que la personalidad gay es un «álter» de su verdadero ser construido para evitar ese trauma que castiga su ser (con complejos de culpa por no haberlo evitado), de ahí que la mayoría de los gays padezcan de depresión cuasi crónica (que tratan de compensar con una vida sexual tremendamente promiscua).
El mayor problema se da en que para resolverlo o disolverlo hay que vivenciar de nuevo el hecho traumático y no todo el mundo está dispuesto; incluso aunque de forma consciente sí se quiera resolver, el subconsciente se revela.
Sólo añadiría que este trauma también puede generarse en la vida adulta debido a la criminalización actual de la virilidad y la castración a la que se haya visto sometido un hombre por su mujer. En los años de la paranoia de la guerra de sexos, cualquier cosa que hiciera el hombre le hacía ser (y sentir) culpable; ello provocaría una huida del elemento que le hacía sentirse culpable (la mujer). En otras palabras, que una mujer (sin saberlo) puede castrar emocionalmente un hombre hasta el punto en el que se sienta más cómodo entre hombres (lo mismo puede ocurrir al revés, obviamente: sobre todo, a través del sexo. Hay muchas actrices y estrellas de la música que se han hecho lesbianas debido a la promiscuidad y por ser utilizadas como meros objetos sexuales).