General — 17 diciembre, 2013 at 8:09 pm

La Reserva Federal, dirigida por dos judíos ¡en el centenario del golpe de estado USA! /Un columnista judío se vanagloria de ello

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Lo bueno del momento que vivimos ahora mismo es que es tan claro que nadie ya puede negar la realidad. Que después del nombramiento de la judía Yellen como vicepresidenta de la Reserva Federal Americana, ésta proponga para sucederle en el cargo (una vez que ella accede al de presidenta) a su «correligionario» judío Stanley Fischer, quien nada menos que fue el ¡gobernador del Banco Central de Israel! deja sin lugar para la discusión a los que -todavía- siguen negando que los acólitos de Yahvé dirigen la esclavitud del resto de seres humanos. Tenemos a dos judíos dirigiendo una -catastrófica- Reserva Federal, en el momento en el que se cumple, precisamente, cien años de su creación.
Se han quitado la careta y ya lo dejan ver abiertamente. Ellos son los que dirigen la economía mundial (y las vidas del resto de los seres humanos).
OK.
La cosa se pone bastante más complicada de interpretar cuando me encuentro el siguiente artículo en un ¡periódico de judíos norteamericanos!
Os cuento.
El columnista, judío escribiendo desde la óptica judía sin ningún tipo de complejos ni ocultaciones, expresa abiertamente la «no casualidad» de que los últimos tres presidentes de la Reserva Federal Americana (Greenspan, Bernanke y Yellen) sean judíos y recuerda un refrán que dice que «cuando un hecho sucede tres veces, se convierte en una costumbre». Vamos, que a partir de ahora ellos COMO JUDÍOS van a dirigir abiertamente la Reserva Federal.
Acto seguido el autor del artículo, Steven Weiss, casi que se extraña de que «algo tan claro como la política de la Reserva Federal» y que está causando tanto daño en los Estados Unidos no haya generado en un aumento del odio a los judíos en Estados Unidos, señalando que el Tea Party fundado por Ron Paul se ha declarado a favor de la escuela de economistas austriacos pero no ha hecho ninguna mención al tema judío.
Después de enumerar la cantidad de cosas por las que se «debería haber generado» odio a los judíos en Estados Unidos, repasa al primer judío al frente de la Reserva Federal, llamado Meyer, y ¡coloca el discurso del congresista McFadden que denunció en los años 30 la conspiración judía! ¡Un McFadden que incluyó los «protocolos de Sión» en el acta del Congreso! (Más abajo os coloco este discurso).
El caso es que, ddespués, el columnista judío destaca lo bien vistos que están los judíos en algunos países de Asia donde reclaman economistas hebreos para asesores del más alto nivel (como diciendo, ahora vamos a controlar las empresas asiáticas), con lo que uno se queda con la duda de si este artículo no será más que una provocación para exaltar el odio al judío en Estados Unidos.
Sinceramente, no encuentro otra explicación.
Leed el discurso de McFadden en el que cuenta cómo la Reserva Federal financió la revolución judía en Rusia, conocida como «Soviética».
Some people think the Federal reserve banks are United States Government Institutions. They are not Government institutions. They are private credit monopolies which prey upon the people of the United States for the benefit of themselves and their foreign customers; foreign and domestic speculators and swindlers; and rich and predatory money lenders. …

Those 12 private credit monopolies were deceitfully and disloyally foisted upon this country by bankers who came here from Europe and who repaid us for our hospitality by undermining our American institutions. Those bankers took money out of this country to finance Japan in a war against Russia. They created a reign of terror in Russia with our money in order to help that war along. They instigated the separate peace between Germany and Russia and thus drove a wedge between the allies in the World War. They financed Trotsky’s mass meetings of discontent and rebellion in New York. They paid Trotsky’s passages from New York to Russia so that he might assist in the destruction of the Russian Empire. They fomented and instigated the Russian revolution and they placed a large fund of American dollars at Trotsky’s disposal in one of their branch banks in Sweden so that through him Russian homes might be thoroughly broken up and Russian children flung far and wide from their natural protectors. They have since begun the breaking up of American homes and the dispersal of American children.