Ayer, despidiéndome de Kike y Bea por un próximo viaje a la India ayurvédica (todavía hay plazas), tuvimos una divertidísima reunión con un par de amigos suyos: el Fofi y Jesús.
Fue Bea la que comentó la cantidad amigas suyas (veintitantos años) que hoy día toman una píldora para sobrellevar los dolores menstruales y comentó que muchas de ellas han perdido el apetito sexual: parecen «asexuadas». Yo mismo recordé que la novia de un íntimo amigo conspiranoico, de la misma edad, sufre tantos dolores cuando le viene la regla que ¡tiene que ir a urgencias! La verdad es que me quedé alucinando cuando me lo contó, y le ha ocurrido en varias ocasiones.
Acto seguido, Jesús, que es un chico muy sosegado, explicaba cómo había comprobado que los desarreglos hormonales de su novia (y amigas) se traducían en irritabilidad y enfados por cualquier nimiedad. Vamos, lo típico que todos sabemos pero que es un tabú comentar con una mujer porque parece que «estás insultando su naturaleza»; como si fuera una representación de su «pecado por ser mujer» (en la concepción judeocristiana).
[Ella, que no lo puede controlar, lo traduce en un insulto a su naturaleza, un pecado, vaya].
El caso es que inmediatamente me di cuenta de que ya se ha comprobado el efecto feminizador que los falsos estrógenos-hormonas femeninas en la industria cosmética y química están causando en los hombres (incluida su falta de fertilidad y posible homosexualización) pero nadie ha conjeturado CÓMO ESTÁN AFECTANDO A LA MUJER. Porque, obviamente, si al hombre le está afectando tan gravemente, algún efecto estará teniendo en la mujer.
Mi hipótesis (que mi amigo biólogo Jesús Yagüe no comparte) es que si los estrógenos artificiales son tan parecidos a los naturales, una «infitración bestial» de estas falsas hormonas femeninas no estará generando una confusión en el aparato nervioso-emocional de las mujeres. Es decir; ya que las emociones son asuntos bioquímicos, una química artificial podría generar confusión en la respuesta emocional, sin poder identificar la causa «real» de la artificial.
¿Y el dolor tan bestial que están sufriendo mujeres con la regla? ¿Es normal que se tengan que «medicar» para un proceso normal, de la naturaleza? ¿Podría estar generado, de alguna manera, por esto?
Si a eso le añadimos que la píldora anticonceptiva provoca un galimatías en el periodo menstrual, descompensándolo totalmente cuando dejan de tomarla… ¡Menudo cóctel emocional!
Desde luego, esta hipótesis conspiranoica, en el sentido de que las drogas químicas pudieran estar produciendo discusiones entre el hombre y la mujer sería una de las últimas conspiraciones por denunciar.
¿Que qué se puede hacer?
Hay maestras de la energía de la diosa que dan talleres sobre feminidad que sirven, entre otras muchas cosas, para conectarse con el periodo menstrual y me han comentado que obtienen óptimos resultados. Sofía, que apareció recientemente en una entrevista de Click your Mind y en mi congreso del Amor Hombre-Mujer, es una de ellas. Os puedo poner en contacto con ella, si os interesa.
Por otro lado, si alguna mujer me puede precisar de dónde procede el dolor, para poder identificar el origen, que me escriba a periodico@rafapal.com