Opinión y Noticias Externas — 14 febrero, 2014 at 1:55 pm

¿En qué se diferencia Yahvé de Dios?

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Incluso aunque seas ateo y sólo consideres a «Dios» como una hipótesis, tendrás que reconocer que su mera existencia presupone que lo es Todo. Es decir, que de existir Dios, es el mismo para todos y no puede haber varios «dioses» (otra cosa son las jerarquías celestiales de ángeles, arcángeles, querubines, etc, no confundir con Dios).
Así pues, cualquiera que defienda que «su dios es exclusivo» (de su tribu o secta) y no de toda la Humanidad, no cree en Dios sino en un impostor, es decir, un dios (en minúscula) que es lo mismo que decir, un demonio. Por la sencilla razón de que, si hace diferencias, entonces no es el Dios de todos, sino de unos pocos, luego no puede ser Dios.
Es un argumento tan sencillo como irrefutable; si Yahvé es el dios de los judíos, y no de la Humanidad en su conjunto, estamos ante un impostor, un demonio. Y si nos atenemos a su comportamiento («por sus hechos los conoceréis»), las dudas quedarán disipadas.
Desde su primera aparición, Yahvé se quita la careta al pedir a Abraham que sacrifique a su hijo Isaac, dejando traumatizados a sus descendientes… hasta hoy. Sin duda que Yahvé es el primer programador MK Ultra (y probablemente, el único).
Pero es que en casi todos los libros de la Biblia, Yahvé anima a matar a los enemigos de Israel con saña, calificándosele de «Señor de los ejércitos». Como dios tribal, es un dios de la guerra, como por otra parte, han sido todos los dioses de la Antigüedad (Thor, Odín, Júpiter, Baal, Moloch, Osiris…). Los judíos se mantienen en ese estado de conciencia del dios tribal: «o nosotros o ellos» que les hacen enfrentarse con todo aquel que no asuma que ellos son los que mandan.
Sigamos.
Por su propia esencia, Dios es inabarcable e incognoscible para el Ser Humano, así pues, cualquiera que le otorga un nombre (Yahvé, Zeus, Baal, etc) no puede estar hablando de Él puesto que el proceso de nombrar implica una acotación, una limitación, algo contrario a la esencia de Dios.
La mística sufí es (junto con el hinduísmo) quien más lejos ha llegado a la hora de explicar el fenómeno de Dios al otorgarle calificativos como «Lo Incognoscible», «Lo eterno», «La Unidad», «Lo Absoluto», etc.
naturallaw1Yo me voy a quedar con tres atributos de Dios desde el punto de vista científico: la Energía que inunda la Creación, El Espacio-Tiempo por donde se desarrolla y la Inteligencia que lo rige (y que se resume en los 7 principios de la Ley Natural). Esos tres fundamentos son la manifestación de Dios a la altura de nuestro entendimiento pero, como digo, la realidad última asociada a Dios es incognoscible para las mentes de los Seres Humanos y sólo algunos Maestros Ascendidos han conseguido vislumbrarla.
Si existen una serie de leyes físicas por las que se mueve el Cosmos, hay una Ley para todos los Seres Humanos (los 7 principios de la Ley Natural); así pues, proponer (como hacen los judíos y sus hermanos pequeños, los masones) que ellos se rigen por una ley distinta al resto de los humanos es prueba de que ellos no se rigen por la ley divina sino por la del impostor, Yahvé-Lucifer.
Ello no nos tiene que llevar a desechar el conocimiento de los masones y los judíos, obviamente, ni el de su maestro, Lucifer. Es evidente, a la luz del poder de las sociedades secretas y lo que conocemos de la Cábala, que el poder de Lucifer es considerable, no en vano es conocido como «el portador de la luz». Aunque por supuesto, su mayor poder nace de su ausencia de moralidad: utilizar una moral para sus seguidores y otra diferente, para el resto. «Nosotros sabemos, pero el resto, no». Por eso han guardado el conocimiento en secreto y por eso, todavía hoy, con tantos medios de comunicación, la Verdad está censurada, prohibida, ¡hasta te pueden detener por decir la Verdad! (véase, «holocausto en honor a Yahvé»).
La diferencia básica entre Dios y Yahvé-Lucifer es que la Ley del primero es igual para todos, mientras que el segundo concede unos privilegios a sus «elegidos», a cambio de que callen a quien veneran realmente y le rindan tributo (asesinatos rituales como el de Isaac). Los privilegios los estamos viendo cada día, abiertamente, en cada uno de nuestros países: a los inocentes nos ponen multas por cualquier tontería que no perjudica a nadie, mientras que los seguidores de Yahvé ni pagan impuestos ni van a la cárcel por robar, asesinar o violar niños. Y si osan juzgarles, ¡acusan al juez! (véase, España).
Dicen que «por su actos les conoceréis» y así, podemos entender a Yahvé a la luz de los actos de sus seguidores: cristianos y musulmanes sionistas, judíos y masones.
-Lo importante es la apariencia: da igual que seas un ladrón y un asesino si pones cara de inocente. Si quieres saber cómo obtienen esa «cara», investiga las redes pedófilas: le roban esa «cara» a los niños que violan. Lucifer es el gran engañador, el simulador. Por eso, obviamente, la actuación es una de cualidades más aplaudidas hoy día y, por el contrario, la Verdad es un valor que ningún partido político se atreve a enarbolar (¿habéis visto a algún revolucionario defender la Verdad? Preguntad a la «estrella» Pablo Iglesias). Por eso, obviamente, el culmen del satanismo que nos gobierna es intentar legalizar la pederastia, como están haciendo en la Unión Europea: ya sabéis a quien veneran todos esos diputados.
-El trauma. Una persona no traumatizada puede decir la Verdad, por lo que aquellos que obtienen resonancia pública han debido pasar por el trauma de la violación de pequeños, particularmente, en el mundo del espectáculo. Si repasáis la manera en la que el profeta Samuel «descubrió» a los futuros reyes Saúl y David, encontraréis que el sacerdote selecciona a los efebos porque son guapos y posteriormente «los unge con aceite»(…). Repasad la relación entre David y el hijo de Saúl, Jonatán, «al que quiere más que a ninguna mujer» y comprenderéis que el abuso sexual por parte de los sacerdotes, y el Movimiento Gay, hunden sus raíces en la propia Biblia. Y es que Antes de que el sacerdote le hiciera Rey, David fue seleccionado previamente para «tocar el harpa» al rey Saúl y se sintiera mejor… (Históricamente, una de las tareas de los efebos o eunucos era la poesía y la música para alegrar a los reyes o sus señores).
Los sacerdotes «ungen» a los Reyes «con aceite», extirpándoles su inocencia para convertirlos en sujetos MK Ultra a los cuales pueden manipular, cual muñecos, lo cual encaja a la perfección con el Primer Programa MK Ultra de Yahvé sobre Abraham y con los repetidísimos casos de abuso sexual infantil en casi todas las religiones, comenzando por los propios judíos. De acuerdo a las informaciones que han ido aflorando en los últimos años (véase Príncipe Carlos y Lord Mountbatten), la educación de los monarcas incluye la violación ritual por parte de un familiar, con lo que se aseguran de que será parte de la Conspiración, que defenderá la mentira, vaya.
La monarquía es un fenómeno claramente religioso (entendiendo «el culto a Lucifer» como una forma de religión, claro) y siempre son los sumos sacerdotes quienes «ungen» a los reyes. Y quién dice «reyes», dice «políticos», claro: es en los colegios religiosos donde se eligen a los niños a los que abusan sexualmente y que luego serán promocionados hacia el gobierno en la certeza de que, como les han robado el alma por medio del abuso sexual, jamás buscarán el Bien, la Justicia y la Verdad.
Ellos quieren tener el control, el control de cada uno de los actos del Ser Humano: en eso consiste el símbolo del «Ojo que todo lo ve», representando hoy día en la NSA y los programas Windows. Aunque se autoproclama como un libertario, Lucifer es ese jefe que quiere tener controlado en todo momento a su empleado y para ello lo vigila constantemente. ¿Por qué?
Muy sencillo: si él traicionó a Dios, ¿por qué no van a hacer lo mismo sus seguidores y traicionarle a él? Gran parte del Antiguo Testamento (leed los Salmos, por ejemplo) se refiere a las amenazas de Yahvé si su pueblo le traiciona y no hace lo que él ordena: matar a los seguidores de otros dioses (otros demonios).
Para mantener la «granja» en orden, hacen falta leyes, y por eso Yahvé dicta sus normas de comportamiento, obviamente, porque para que un sistema funcione hacen falta leyes, y su sueño es tenerlo todo bajo control. Pero, evidentemente, sus leyes son sólo para unos: los suyos no tienen por qué cumplirlas, siempre que sean fieles. Si dejan de serlo, ya saben lo que les espera…
A diferencia de el maligno, Dios une, une a los seres humanos entre ellos y con la Naturaleza (evidentemente, quien genera los incendios y devasta la naturaleza son seguidores de Lucifer), y la máxima unión es la de Hombre y Mujer, por eso Lucifer desea como nada destruir el Amor. Leeos las biografías de estos demonios y comprobaréis cómo son incapaces de amar: dos ejemplos, Juan Carlos Borbón y Clinton.
No es por casualidad que publique este comentario este día: de todo lo anterior se desprende que sin Dios es casi imposible un Amor de verdad entre Hombre y Mujer, porque significa que no hay un respeto a la Ley Natural. De hecho, la primera característica del Amor entre Hombre y Mujer es que, cuando lo sientes, deseas el Bien para todos los seres humanos, es decir, extender el Amor, es decir, Dios.

En último término, la batalla en la que estamos inmersos es un batalla religiosa, y sólo se definirá cuando Dios derrote a Lucifer. ¿De qué depende?

De nosotros; de por quién nos decantemos…
PD: Echa un vistazo a esta estadística en Polonia.