Me llena de alegría poderos ofrecer mi descubrimiento más importante en el día en que esta página cumple 10 años.
Y lo es porque explica sin temor a equivocación quién manda en el Planeta.
Para explicároslo, os voy a pedir que leáis este texto del Libro de los Números 9, llamado «Consagración de los levitas», es decir, la consagración de los descendientes de Moisés por línea de sangre como máximos dirigentes de la nación de Israel. ocurrida cuando están a punto de iniciar la conquista de Canaán.
5 El Señor le dijo a Moisés:6 «Toma a los levitas de entre los israelitas, y purifícalos.7 Para purificarlos, rocíales agua expiatoria, y haz que se afeiten todo el cuerpo y se laven los vestidos. Así quedarán purificados.8 Luego tomarán un novillo y una ofrenda de flor de harina amasada con aceite. Tú, por tu parte, tomarás otro novillo para el sacrificio expiatorio.9 Llevarás a los levitas a la Tienda de reunión y congregarás a toda la comunidad israelita.10 Presentarás a los levitas ante el Señor, y los israelitas les impondrán las manos.11 Entonces Aarón presentará a los levitas ante el Señor, como ofrenda mecida de parte de los israelitas. Así quedarán consagrados al servicio del Señor.
12 »Los levitas pondrán las manos sobre la cabeza de los novillos, y tú harás propiciación por ellos ofreciendo un novillo como sacrificio expiatorio y otro como holocausto para el Señor.13 Harás que los levitas se pongan de pie frente a Aarón y sus hijos, y los presentarás al Señor como ofrenda mecida.14 De este modo apartarás a los levitas del resto de los israelitas, para que sean míos.
15 »Después de que hayas purificado a los levitas y los hayas presentado como ofrenda mecida, ellos irán a ministrar en la Tienda de reunión.16 De todos los israelitas, ellos me pertenecen por completo; son mi regalo especial. Los he apartado para mí en lugar de todos los primogénitos de Israel.17 Porque mío es todo primogénito de Israel, ya sea hombre o animal. Los aparté para mí cuando herí de muerte(MATÉ) a todos los primogénitos de Egipto.18 Sin embargo, he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los israelitas,19 y se los he entregado a Aarón y a sus hijos como un regalo. Los levitas ministrarán en la Tienda de reunión en favor de los israelitas, y harán propiciación por ellos, para que no sufran una desgracia al acercarse al santuario.»
Es muy significativo que en algunas biblias se lea «herí» o «herí de muerte a los primogénitos en Egipto» y en las más viejas digan abiertamente «maté a los primogénitos en Egipto». Es decir, ni más ni menos que Yahvé está reconociendo abiertamente que él fue quien ordenó matar a los primogénitos cuando Moisés fue «salvado por la princesa egipcia», lo cual prueba la existencia de una conspiración perpetrada por Yahvé, mediante la cual, el fundador de la religión judía fue formado en los Misterios Egipcios, o lo que es lo mismo, en el culto a la serpiente: por medio de los diferentes traumas sufridos, los llamados «judíos» irán a la conquista de la Tierra en nombre del demonio. Teniendo en cuenta que Moloch o Baal eran los dioses a los que se ofrecían los sacrificios humanos de los primogénitos, esta es, también, una admisión clara de Yahvé mismo, en el sentido de que él es el demonio.
Es preciso también recalcar que Yahvé reconoce hablarle tanto al Faraón como a los judíos: al primero le dice que sacrifique a los primogénitos en época del nacimiento de Moisés y a los segundos, ordenará a su vez el sacrificio de los primogénitos egipcios, de los que se salvarán los judíos, ordenando el sacrificio de un cordero… (¿o serán ellos mismos los que lo realicen y así consigan convencer al Faraón de que los «libere»?). En otras palabras, Yahvé está enfrentando a unos y otros, en un clarísimo ejercicio de manipulación.
Pero este texto es mucho más, puesto que en él se dice abiertamente que «se ofrece a los levitas [a Yahvé] a cambio de los primogénitos judíos». Es decir, que los sucesores de Moisés pasan a servir a Yahvé (el demonio) a cambio de las vidas de lo que hoy conocemos como judíos. «Míos son todos los primogénitos de los hijos de Israel, tanto de hombres como de bestias». Es decir, están consagrados al demonio, y todo lo que hacen los judíos (esclavizar al resto de la Humanidad) no es más que por miedo a ser asesinados por Yahvé. «Y se los he dado a Aarón y a sus hijos para que me sirvan en el Tabernáculo de la Alianza en lugar de los hijos de Israel, y hagan oración por ellos, a fin de que no haya plaga en el pueblo si osare acercarse al Santuario».
Pero si los hijos de Aarón (los Cohen) son los encargados del sacerdocio, ¿cuál es el papel de los levitas, del linaje de Moisés?
Bueno, dado que la sinagoga fue el lugar donde se inventó la usura y los primeros reyes judíos fueron los jueces, parece claro que la tribu de los levitas ejercerá la labor de banqueros (véase, prenda «levita»), recaudadores de impuestos (véase, palabra «levy» en inglés) y jueces/políticos, a través de esa orden conocida como «masonería», que fue fundada por la Orden del Templo del Rey Salomón, evidentemente, ligada al judaísmo (¿o no sería mejor decir, a partir de ahora, LEVITISMO?).
Es preciso recordar que justo antes de tomar Canaán, Moisés mataría a su hermano Aarón en el monte de Hor; así pues, los levitas serían los adoradores al demonio mientras que los rabinos no levitas quedarían como una pantalla aparente que esconda el verdadero significado de la religión judía.
En definitiva, de acuerdo a este importantísimo texto, los banqueros mandarían sobre los sacerdotes, y no al revés, como hasta ahora habíamos pensado (al menos yo). Los Rotschild parecen ser una de las ramas del clan Levi. Tanto es así, que tienen hasta una marca de familia conocida como «Signo de Levi-Rothschild«.
También resulta significativo que se entienda que los levitas son quienes guardan el secreto de quién es realmente Yahvé, pues al final de este texto advierten del peligro existente para el resto de judíos de acercarse al «santuario».
PD: Comité Levy, en Israel, que decide los asentamientos ilegales en Palestina: ¡IGUALITO QUE EN ÉPOCA DE LA CONQUISTA DE CANAÁN, CON MOISÉS!