En los años previos al mítico 21 diciembre del 2012, comentaba que un nuevo Arte cuyo objetivo residía en la sanación y la elevación de la conciencia estaba surgiendo y debería extenderse a todos los campos.
Con seguridad, el campo de las series de la televisión era el más necesitado de esta completa regeneración pues, como todo el mundo sabe, ahora mismo prácticamente sólo refleja la psicopatía y las mentes criminales (un fiel reflejo de cómo están las mentes de esos espectadores y, sobre todo, la de los productores y programadores de esas series).
Bueno, pues por fin me encuentro con una serie del Nuevo Tiempo, manufacturada (¡como no podía ser de otra forma! pues tiene mucho de psicoanalítica) en Argentina.
Acostumbrados a la encumbración de lo perverso, «Aliados» puede que a alguno le eche un poco «para atrás» puesto que utiliza ese lenguaje (el de la teleserie) para la curación y la comprensión del origen del mal. Sus personajes y sus guiones están muy bien escritos, su puesta en escena es moderna y en torno a temáticas actuales (como los reality shows) y, en fin, los jóvenes actores encarnan sus personajes con bastante credibilidad, dando vida a lo que en España llamamos «pijos», delincuentes, acomplejados, estrellas de la TV… y sus correspondientes «ángeles de la guarda» o «espejos». No, tranquilos, no es aquella serie de Michael Landon de los ángeles; ésta no peca de ñoñería.
En fin, creo que «Aliados» es un pequeño fenómeno de «culto» en Argentina pero si no me equivoco se va a convertir en una serie referencia a nivel planetario para muchas que vendrán después.
El primer capítulo que os incluyo es una presentación de los personajes y puede que se os haga un poco «pesado» pero os aseguro que la serie toma fuerza desde el segundo (yo llevo
vistos cuatro) y supone un gigantesco cambio respecto al cometido de este medio tan ensuciado actualmente que es la televisión.
Una serie para que la familia se vuelva a encontrar, JUNTA, delante de la pantalla (en este caso, del ordenador).
