Fue (junto a Thierry Meyssan) mi primera gran fuente sobre la conspiración del 11-S. En esos años 2001-2002 todavía desconocía la existencia de Alex Jones o David Icke y, para mí (como para tantos otros), el ex agente de la policía de Los Angeles Michael Ruppert se convirtió en el héroe de esta gigantesca investigación.
Todo aquel que esté en esta investigación desde el principio (el 11 del septiembre del 2001) sabe que, aunque no tenga la fama de Meyssan, Jones o Icke, Ruppert tiene un sitio en la Historia de la Gran Revelación porque se atrevió a decir la Verdad (e investigarla) en los momentos más complicados; cuando la soledad de las personas que investigábamos los hechos acaecidos ese día de septiembre del 2001 podía hacer que nos hicieran desaparecer sin que nadie, prácticamente, se enterara.
Sin embargo, yo creo que la Historia recordará a Michael Ruppert por algo más que por la Verdad del 11-S: recuerdo como si estuviera ocurriendo ahora mismo el día en que, rebuscando en su web (fromthewilderness.com), encontré siete documentos sobre la implicación de la CIA en el tráfico de drogas mundial. Siete «tochos» así de grandes. Para mí fue cómo encontrar el cofre de un tesoro, no os exagero: la misma emoción que un pirata cuando encuentra el ansiado cofre; eso fue lo que sentí.
Dado que en esa época leer en inglés me cansaba un montón, me fui a la cama varios días con un dolor de cabeza tremendo; no sólo por leer en inglés sino porque el contenido de lo que estaba leyendo era absolutamente demoledor, tan demoledor como la verdad sobre el 11-S. Gigas y gigas de información para cambiar por completo mi «disco duro».
Estaba nervioso, ansioso, queriendo salir a la calle y gritar a los cuatro vientos que la guerra contra la droga era una puta mentira.
Escribí un artículo resumiendo las indiscutibles evidencias de que la CIA es el Poder oculto que maneja el tráfico de drogas más que nada por hacerle justicia, sabedor que ese artículo jamás vería la luz en un medio de comunicación «normal»; es decir, que jamás lograría vender ese artículo que, sin embargo, sería uno de los gérmenes del periódico El Jaque Mate. La Rabia de que esa información (y la del 11-S/banderas falsas, el Holocausto, Guerra biológica, Extraterrestres, Dinero y Extraterrestres) nunca llegaría a la gente que no estaba en Internet fue una de las inspiraciones para hacer el ya mítico periódico.
Así pues, hay un poquito de Michael Ruppert en Rafapal; por lo que algo en mí murió ayer, que me hizo acostarme muy apenado.
Algún día los Estados Unidos para América (y el Planeta) rendirán homenaje a este ex policía que un día se ennovió con una agente de la DEA de ascendencia iraní a la que pilló en Nueva Orleans traficando con armas y cocaína.
El descenso a los infiernos del leal agente Ruppert al ver cómo su mundo moral se desvanecía merecerá sin duda una de las películas de acción más alucinantes que jamás se hayan visto, lo que le convertirá en lo que es, a mis ojos: un héroe.
Ahora que estamos a un pasito de la victoria, Ruppert -supuestamente- se suicida después de hacer su programa de radio. Un poquito raro, ¿no?
Seguro que en los próximos días y semanas aparecerá más información pero, de momento, esto pinta a conspiración: ¿cuál podría ser el motivo ahora que la información más relevante ha salido a la luz?
La única razón que se me ocurre es que Ruppert fuera a testificar en un eventual juicio sobre el 11-S porque era una auténtica enciclopedia sobre el tema, unido a su condición de detective y ex agente de policía.
Descansa en paz, Maestro.
Aquí os dejo mi charla de Barcelona sobre el tráfico de drogas que es, al mismo tiempo, un homenaje a mi maestro Michael Ruppert: ¡que se entere el Planeta, Michael!