A estas horas, las redes están ardiendo con la comparación entre los dos aviones malayos siniestrados, el desaparecido en marzo MH370 y el derribado la semana pasada (MH 17), apuntando a que en realidad el avión derribado en Ucrania era el que desapareció misteriosamente en el Índico.
El argumento se basa en la propia estructura de los aparatos, que se diferencian en las ventanas que hay debajo de la bandera malaya sita cerca de la segunda puerta, por un lado, y en las declaraciones de un militar ruso que afirmó que los cadáveres estaban en estado de descomposición, y esto no se correspondía con cómo debían haber estado unos pasajeros que acababan de estrellarse.
Para acabar de redondear la estrambótica situación, este supuesto cuadro indica que el vuelo de Malasian Airlines que supuestamente fue derribado… fue cancelado.
En definitiva, que se había producido un «cambiazo».
Sin duda alguna, el incidente adquiere tintes de fenómeno paranormal, pero no es menos cierto que la coincidencia de que dos aviones de un país como Malasia hayan sufrido incidentes tan extraños como la desaparición de marzo y el derribo en julio es, de por sí, muy extraña.
