El otro día vi a mi amigo Luismi, que acababa de volver de sus vacaciones en Camboya.
Al hilo de su visita al museo del horror «jemer rojo», me puse a ver vídeos en youtube para intentar entender aquellas guerras nunca explicadas de la antigua Campuchea francesa y que, con lo que hoy sabemos sobre la guerra de Yugoslavia, me parecen tan parecidas.
En ambas tenemos al maléfico Henry Kisinger implicado, en ambas se acaban peleando pueblos hermanos, en ambas aparecen de la nada líderes maquiavélicos y demenciales criados por Occidente…
Para redondear este «programa doble» os invito a ver este otro documental del Canal Historia sobre la revolución cultural de Mao, con especial papel de su maléfica mujer y, cómo no, con el señor Henry Kisinger consiguiendo la cuadratura del círculo al conseguir que el furibundo antiimperialista Mao se haga amigo de su mortal enemigo Richard Nixon.
Al ver el ejército de jóvenes a los que Mao lavó el cerebro e incluyó en su «Guardia Roja» no he podido más que acordarme de las similitudes con el movimiento gay y feminista actual: si os abstraéis del mensaje en sí mismo (evidentemente, cambia), lo cierto es que detrás de ambos movimientos hay revoluciones culturales comunistas, es decir, ingeniarías sociales.
Seguro que cuando los gays y las feministas de hoy día despierten al lavado del cerebro que sufrieron, se sentirán igual que los cachorros maoístas de los años setenta.
Todo un programa para preguntarnos por el origen de la maldad humana y, particularmente, sobre ese demencial idealismo llamado «comunismo».