Nos habíamos quedado en que fue la Iglesia quien hábilmente utilizó a Atila y los Hunos para dar finalizado el Imperio Romano conquistando el Poder.
Si os acordáis, en el número 8 de la serie Dinero y Dios deducía que las catedrales fueron los primeros bancos centrales y las diócesis, gobernadas por obispos, el precedente del actual esquema gubernativo.
En los dos vídeos que os propongo ver, y que cuentan la versión oficial sobre la organización y creencias en la Edad Media y el periodo del Imperio Sacro de Carlomagno, encontraréis que no andaba mal encaminado.
Lo que desconocía (y encaja perfectamente con la visión histórica de Dinero y dios) es que los primeros obispos eran ¡condes al mismo tiempo! ¡Que la aristocracia salió directamente de la propia organización-jerarquía religiosa!
Tenemos que Carlomagno fue un clarísimo agente papal (que fue nombrado Emperador, evidentemente, por el Papa) y que realizó su sanguinaria labor «unificadora de Europa» con la excusa de la cristianización para RECOGER LAS LEYES ORALES DE LOS DIFERENTES PUEBLOS CONQUISTADOS Y CODIFICARLAS POR ESCRITO. Al tiempo que repartía tierras entre sus generales, otorgándoles tierras y jurisdicción a cambio de apoyo militar, escribiendo todos estos poderes en lo que hoy, modernamente, llamaríamos Registro de la Propiedad. Todo ello con ayuda o, más bien, bajo mandato de la iglesia, que en realidad era quien dirigía el cotarro, por medio de sus nacientes universidades, donde se recogería (y ocultaría) el saber antiguo.
El mundo moderno, del estado centralizado y jerarquizado mediante condados y ducados, en estrecha relación, como hemos visto, con la iglesia católica, nace en ese siglo VIII.
Lo que más tarde serían los iluminati de Baviera (aristócratas, clérigos) nacen también de esa aristocracia que a su vez «bebe» de la fuente romana, como vimos con Atila.
El puzle está casi hecho. Revisa los vídeos y coloca tú mismo más piezas.