Confieso que cuando leí la noticia no le di más importancia.
Fue al echarme la siesta cuando me di cuenta de la rareza de que pongan en la calle a esta mujer -que cuenta con información tan explosiva- «porque las monjitas cambian de residencia».
Y lo digo porque hace solo unas semanas un tribunal Internacional de derecho natural estaba investigando estas mismas redes en el mismo país, Bélgica y hace menos de un año el diputado Laurent Louis subía al estrado del parlamento belga para denunciar al mismísimo primer ministro como un depravado sexual.
Curiosamente, uno de los supuestos participantes en el similar crimen de Alcásser, España, Miguel Ricard, fue puesto en libertad hace sólo unos meses.
Tenemos pues en la calle a dos personas que, si hablaran ante un periodista, pondrían a la élite del revés: ¿»alguien» los está colocando en la calle con ese fin?