Es escuchar la voz de Sam Cooke y mis terminaciones nerviosas se calman y se armonizan ipso facto: un remedio infalible para mis penas.
Evidentemente en la pelea por el trono del «rey del soul» hay otros serios contendientes como Otis Redding, James Brown, Marvin Gaye y Ray Charles (el reinado femenino es claramente de Aretha Franklin) y para gustos, los colores. Para mí, no hay duda: la calidad de la voz de Sam Cooke y la claridad (en ambos sentidos) de sus grabaciones le hacen ser el verdadero icono de la música americana del siglo XX. Lo más grande.
En virtud de una razón claramente cronológica, la «batalla» parece clara entre Ray Charles y Sam Cooke y, curiosamente, al igual que la mayor parte de esos artistas nacieron del coro de las iglesias protestantes de la gente negra, cantando los salmos a Dios conocidos como «gospel» y «espirituales».
En este estupendo documental conoceréis la corta historia de Sam Cooke desde sus comienzos en el coro de la iglesia, su agitada vida amorosa y cómo fue cambiando el sentido y el ritmo desde la música sacra del gospel a la profana del soul, cambiando el objeto de adoración de Dios… a la mujer y con la introducción del ritmo del jazz. Soul music= gospel (melodía) + jazz (el ritmo).
Como digo, curiosamente por las mismas fechas otro niño salido del coro de una iglesia, éste ciego (Ray Charles) estaba haciendo la misma síntesis, por su propia cuenta. Digo que es curioso porque, de acuerdo a esto (y según mi propia teoría) es la música (como creación divina) la que va evolucionando y son los artistas los que captan el camino a seguir…
Como en el caso del vídeo sobre Louis Armstrong, las grabaciones que contiene son históricas y nos hacen comprender mejor el origen de estas canciones que ya son clásicos, particularmente, el mítico «A change is gonna come» que fue una inspiración de los mensajes de Martin Luther King en aquel día que pronunció el discurso «He tenido un sueño»… Cooke había tomado el camino de la reivindicación política y su enorme carisma le convertía en un potencial peligro para el establishment.
A los pocos meses de publicar esta monumental canción, capaz de enaltecer el corazón del humano más dormido, Sam Cooke fue asesinado en un motel de mala muerte, tras una pelea con una prostituta que le acabó robando el dinero. Tanto la madame como la prostituta fueron declaradas no culpables de su muerte, alegando legítima defensa.
Mi opinión particular es que este fue otro asesinato más de los héroes negros asesinados por la élite sionista.