Un tweet del Centro para la respuesta de desastres del mes pasado avisaba de que en octubre se produciría un brote de ébola en los Estados Unidos.
Los supuestos informes que el Ministerio de Salud ruso habrían obtenido de sus servicios secretos por medio de la interceptación del correo de la almirante Nicole Lurie (perteneciente al servicio de emergencias de salud pública) apuntan a que en paralelo a esta «epidemia de ébola» se está lanzando otra de polio, fruto de un ingrediente dentro de la vacuna comercializada por la firma Glaxo Smith Kline.
El ingrediente, conocido como «glutaraldehyde» habría sido insertado en la delegación de la firma en Shangai y al parecer se utiliza también como conservante pero también como «componente de la fractura hidráulica» incluido en el aditivo Alpha 1427, como biocida. Hasta el momento, esta vacuna ha generado cuatro muertos en Estados Unidos.
El informe de la persona que se esconde tras el pseudónimo «Sorcha Faal» viene a señalar que la concurrencia de ambas epidemias sería una forma de preparar a la población para colocarse la vacuna del ébola, cosa que ya se está proponiendo en el caso de los trabajadores sanitarios, como se puede leer en el último número de la revista Discovery Salud. En ese mismo artículo se detalla que la prueba de la polímerasa y el test de «Elisa», los mismos tests que se emplean para detectar el sida, se están empleando con el ébola. Ambos son inespecíficos, es decir, que pueden dar positivo por diferentes enfermedades que no tienen por qué ser la señalada.
Vamos a ver cómo responde la clase médica, que tanto ha defendido las vacunas, ante este desafío. ¿Se pondrán la vacuna?
PD: Resulta curioso comprobar la sincronía de la extensión de esta epidemia con el eclipse de luna roja que sucederá mañana miércoles.
