Educación — 22 marzo, 2015 at 11:48 am

Vida intrauterina: el auténtico cofre del tesoro del corazón humano

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Como sabéis, hace ya años que vengo diciendo que lo que nos queda es que los temas que venimos tratando lleguen a los medios masivos (véase, noticia sobre chemtrails en el diario El Mundo) y sean confirmados, pasando a ser la «verdad oficial».
En estos últimos dos años, mi labor estaba más centrada en seguir los temas ya abiertos en los pasados que en abrir nuevas «vetas informativas».
Sin embargo, en las últimas semanas he conocido el estupendo blog «La vida intrauterina» mediante el cual estoy profundizando en uno de los pocos -y grandes- tabúes de nuestro tiempo: la conciencia del feto… ¡y del embrión!
Pese a que para muchos (entre los que me encuentro) sea una disciplina novedosa, esta rama de la psicología conocida como «prenatal y perinatal» tiene 30 años de vida y bastante literatura al respecto, que el citado blog ha reunido. El objetivo final: conocer cuánta de nuestra psicología está impregnada de los acontecimientos que van desde la misma concepción al nacimiento… y esos primeros meses como bebé. Y como veréis, hay mucho más de lo que nos quieren hacer creer, lo cual, por supuesto, nos lleva a preguntarnos quiénes somos en realidad: en qué momento se genera nuestra conciencia, nuestro Ser.
Para empezar, os invito a que leáis la sección «ejemplos» en los que conoceréis los increíbles testimonios sobre la vida en el vientre de la madre recordados en sesiones regresivas ¡que encajan con lo que luego las madres le han confesado!
El Dr. Graham Farrant, un psiquiatra de prestigio mundial que, tal como lo mencionamos anteriormente, ayudó a las investigaciones pioneras sobre la memoria celular, nació con una enfermedad que comprometía la pared que separa a los ventrículos de su corazón. Durante una regresión al período prenatal, experimentó a su madre haciendo intentos para abortarlo, alternando baños fríos y calientes. Sintió que esto sucedió exactamente en el momento más crítico del desarrollo de su pared ventricular. Enfrentó a su madre, la que se sintió atónita porque nunca le había contado a nadie sobre sus intentos de aborto. Reconoció que la experiencia de Graham era correcta. Cuando se curó la herida del intento de aborto de su madre, sucedieron cambios en el corazón de Graham, que sus médicos constataron, hasta el punto de llegar a vivir veinte años más de los que sus médicos esperaban. No solamente el corazón, sino cualquier otra parte del cuerpo puede sufrir el impacto de un trauma durante el primer trimestre de vida, porque durante ese tiempo todos los sistemas atraviesan por etapas críticas de su desarrollo.
Recordando nuestro hogar, William Emerson, Sheila Fabricant Linn, Dennis Linn y Matthew Linn, editorial Lumen.
El Dr. Andrew Feldmar, por ejemplo, tenía algunos pacientes que habían intentado suicidarse cinco o más veces, siempre durante la misma época del año. Las fechas parecían no tener sentido alguno hasta que el Dr. Feldmar se dio cuenta que cada uno de estos pacientes había intentado suicidarse al cumplirse el aniversario de su segundo o tercer mes después de la concepción. Cuando investió sus historias, el Dr. Felmar descubrió que las fechas de los intentos de suicidio eran las fechas cuando sus madres habían hecho intentos de aborto. No solamente las fechas de los intentos de suicidio coincidían, en cada paciente, con las de los intentos de aborto de sus madres, sino que inclusive los métodos eran similares. Un paciente cuya madre había intentado abortar con una aguja de remendar, intentó suicidarse con una navaja. Otra, cuya madre había utilizado productos químicos, intentó suicidarse con una sobredosis de droga. Cuando los pacientes del Dr. Feldman cobraron consciencia de que sus ideas suicidas eran en realidad memorias de los intentos de matarlos que habían hecho sus madres, se sintieron liberados de su compulsión al suicidio.”
Recordando nuestro hogar, William Emerson, Sheila Fabricant Linn, Dennis Linn y Matthew Linn, editorial Lumen.
«Cuando yo hice mi primer renacimiento vi que había nacido con mucho fuego delante mío. Le pregunté a mi madre por qué yo había visto esto, dado que en casa realmente no hay chimenea, o sea, yo sabía que había nacido en el comedor de mi casa, pero no delante de una chimenea. Mi madre se quedó muy asustada, me dijo ¿cómo sabes tu esto? Y le contesté: a través de la respiración consciente, que ha movido toda una energía en mi cuerpo que ha hecho que yo, sin dejar de tener consciencia de estar en una sala, estaba viendo quién estaba en mi nacimiento, lo que se vivía, lo que sentía yo… Mi cuerpo estaba completamente adolorido, encogido… y de pronto vi una luz de fuego, y me relajé, y lloré. Mi madre me dijo, muy asustada, que yo había nacido a la luz de una vela porque se había ido la luz en el momento en que yo nací; cosa que era muy típica en aquella época.»
María Luisa Becerra en el video: Maneras de nacer, maneras de vivir.
Sin duda, las primeras evidencias de que los embriones congelados y los espermatozoides «donados» tienen un impacto sobre la psique del nuevo bebé os impactarán.
Os incluyo un estupendo vídeo en inglés sobre la psicología del bebé.