Opinión y Noticias Externas — 9 abril, 2015 at 10:35 am

La bruma de la locura va dejando paso a la mente clara: algunas claves para identificar bloqueos y autosabotajes

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En los últimos meses, la «bruma» que impedía ver la realidad se va disipando cada vez más deprisa y, gracias a ello, estoy identificando pensamientos reactivos en mi propia mente que me están ayudando a descodificar la mente colectiva, el inconsciente colectivo.

Porque la Verdad es que, aunque haya diferencias individuales, el 98% del contenido de nuestra mente es mente colectiva, no individual. A nuestra mente llegan los pensamientos de las personas que nos encontramos y con las que nos cruzamos, e incluso así, los pensamientos y fantasías implantados por la élite a través de sus medios de condicionamiento social, conocidos como «medios de comunicación» se contaminan de unos a otros. Nos «infectamos», que diría mi amigo granadino Chus.

Cada vez que entramos en el metro o en el autobús, cada vez que caminamos por la calle, nos «contaminamos» de los pensamientos colectivos: esa es la razón por la que cuando vuelves de vacaciones a tu ciudad de origen, te sientes deprimido, porque te conectas a la mente colectiva (deprimida). Esa es la prueba de cómo actúa la mente colectiva.

Y al contrario; esa es la razón, también, por la que la gente acude a los estadios de fútbol, desfiles militares, conciertos de rock y celebraciones religiosas y místicas ¡y hasta el desfile del orgullo gay!: porque en ellas se imbuyen del espíritu colectivo, que es particularmente agradecido cuando lleva implícita la alegría o el éxtasis. Porque ahí es donde actúa el hombre-masa, la parte gregaria del ser humano que es así nos guste o no por la sencilla razón de que somos parte del colectivo humano/mente humana.

Esto es lo que no quiere entender la New Age y parte de la psicología individual: que la mente colectiva influye decisivamente en la psique individual.

Como os decía, en los últimos meses estoy identificando con mucha precisión los pensamientos que pueblan mi mente y generan presión sobre mi estómago, particularmente, pero también sobre mi garganta («lo que tengo que tragar») y que se traducen en ruidos y ganas instantáneas de hacer pis, sobre todo, o de ir al baño.

¿Os acordáis de mi artículo sobre el Quijote Conspiranoico? Pues ayer me encontré esta pintada en Granada: ¿sincronía o un lector de la web que conectó con el mensaje?
¿Os acordáis de mi artículo sobre el Quijote Conspiranoico? Pues ayer me encontré esta pintada en Granada: ¿sincronía o un lector de la web que conectó con el mensaje?

Pese a que tan sólo estuve, en total, cuatro años trabajando en «oficina», he identificado cómo la presión laboral conocida como «productividad» continúa (aunque tenuamente) todavía en mi mente y se traduce en que trato de dar «más» de mí mismo en todo tipo de situaciones (hasta en las más nimias). Un software, en definitiva; he identificado el patrón mental más fino que el estrés o el agobio y que yo llamo «presión». Lo identifico como una punzadita en el estómago y una presión en las sienes. Se trata de hacer más de lo que realmente quieres. (No hay debate interno, es simplemente que el estómago te dice cuando te estás autopresionando; por supuesto, también los demás tienen que ver cuando exigen más de lo que deben y demandan más atención. En mi caso, con tantos lectores..).

Estoy hablando de cosas muy sutiles, ojo, no de traumas ni de problemas graves. Estoy hablando del afinamiento total de la mente para que fluya sin esos pensamientos que entorpecen el fluir de tu mente-cuerpo-espíritu.

Otra de las presiones que he identificado en los últimos meses con mayor precisión es la anticipación de los hechos.

Lo he comprobado, por ejemplo, cuando haces un viaje en autobús o tren y la proximidad del lugar de destino hace que la gente empiece a ponerse nerviosa: a levantarse, coger su equipaje y tomar posición ¡para salir antes del resto!

¿Por qué esa competitividad si vas a tardar unos segundos más o menos?

Nuevamente, la competitividad de la que hablé en un pasado vídeo.

Aparte de eso, la gente se pone nerviosa porque la mente sabe que su cuerpo se tiene que readaptar a otra temperatura y gente diferente del lugar del que procede. Ese estrés de la mente corresponde a esa puesta a punto, de la misma manera (pero de menor intensidad) que cuando vas a una entrevista de trabajo o a una cita amorosa.
El estrés te dice que estás ante una situación importante pero si dejas que tu mente te domine, se sobredimensona.
La anticipación de los sucesos del futuro o la vivencia en un pasado feliz son formas de escapar del presente, incluso ¡aunque estés a gusto y feliz! La razón es que nuestras mentes están tan acostumbrados al condicionamiento del castigo conocido como Ingeniería Social (que en el mundo hípico se conoce como «doma») que antes de que te den «el palo», te lo das tú mismo; te evades de tu felicidad en la certeza (inconsciente) de que se marchará pronto, que no durará. Esa es la razón por la que tanta gente sabotea su propia felicidad, sus relaciones, particularmente, las amorosas. Para evitar pasar por el trance de que su mente inconsciente les traicione y las eche a perder, la sabotean cuando está bien, cuando eres feliz. Si estoy en lo cierto, sacarnos del presente sería el objetivo profundo de la «ley económica de la productividad» y no ninguna teoría económica.
El estómago también reacciona cuando un pensamiento se repite excesivamente en tu mente.
En el pasado, cuando desperté a cómo las fantasías de las películas dominaban mi mente, decidí llevar el yoga hasta sus últimas consecuencias y matar la fantasía por completo. Estuve varios años viviendo en el ahora y la verdad es que dejé de sufrir pero me perdí cosas. Me volví extremista.
No hace falta llegar tan lejos: la fantasía no es mala siempre y cuando no rebase unos límites. El límite lo marca (en mi caso), el estómago. Cuando estás repitiendo el mismo pensamiento, regodeándote en él, ya es malo, ya no es la mente fluida. Un pensamiento que ha fluido puede ser una buena idea o un camino de por donde tienes que ir pero si ya se repite una y otra vez, has entrado en un bucle y te puede llevar a la falsa ilusión, la decepción, la desconexión con la realidad.
Otro día continuo…

Nos vemos mañana viernes en el centro cívico de La Chana, en Granada, a las 18:45 con más comentarios interesantes…