Histórica entrevista del Youtuber Dallas Review a una feminista que le estaba acosando psicológicamente en la que el comunicador da una lección de elegancia, saber estar e inteligencia al dejar que la chica se descalifique ella sola, dejándola hablar.
El argumentario que gasta la feminazi es todo un curso magistral de los orígenes y la manipulación conceptual alrededor de esta secta.
Por ejemplo, cuando reconoce que está en tratamiento por depresión y afirma que el trauma que le aqueja proviene de una relación sexual con su novio ¡cuando tenía 13 años! en la que no supo decir «no». (Minuto 13). Nos quedamos con la duda de si la chica está en tratamiento con antidepresivos y la culpa que tendrá la psicóloga que la trata en las ideas que le han inoculado, pero esto recuerda una barbaridad a la historia de la primera lideresa feminista de la historia: Bertha Pappenheim, más conocida por «Anna O.», lo que refuerza la idea de que son alguos terapeutas quienes han creado el trauma del feminismo.
De una tacada, nos encontramos con la gran paradoja de que la «revolución sexual» que originó el feminismo extremista es el origen, también, de los traumas que llevan a las propias feministas al lesbianismo. En todo momento, la chica argumenta en contra de la utilización de la mujer como «objeto sexual» al tiempo que defiende la «libertad sexual». Oximoron al canto. No entiende que los hombres son víctimas de esa misma programación que ella ¡está defendiendo al apoyar la obsesión sexual!
Pero el error más grande se produce al identificar el sexo (género innato) con las prácticas para obtener excitación (conocidas como «sexuales»), que conduce a la creación artificial de «géneros alternativos» ¡como si eso crease realidades nuevas de seres humanos al margen del hombre y la mujer!
Por lo demás, huida de su naturaleza, fruto del trauma, por supuesto. La entrevista es sumamente entretenida hasta el minuto 20 aproximadamente; luego se quedan en problemas personales entre los dos.
PD: Que un Ser Humano se excite con un jarrón, un animal o cualquier otro objeto no crea una realidad humana o género diferente: pertenece al ámbito de los «gustos personales».
