Excelente noticia que viene a apoyar la idea de que se va a producir un cambio en la estructura del FMI. Tras la dura posición del FMI en las «negociaciones con el FMI», su directora gerente ha sustituido al actual economista jefe por otro, en la línea de Paul Krugman, que se está mostrando mucho más humano. La noticia es del periódico argentino Página 12 y la firma Carlos Burgueño.
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La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, anunció ayer la designación del estadounidense Maurice Obstfeld como nuevo economista jefe el organismo multilateral, que ocupará el cargo que hasta ahora manejaba el francés Olivier Blanchard. «Estoy encantada de que Maurice se una a nosotros en el Fondo. Sus excepcionales credenciales académicas y extensa experiencia internacional lo sitúan en un lugar especialmente apropiado para ofrecer el tipo de liderazgo económico al FMI necesario en esta importante coyuntura», dijo la directora en un comunicado distribuido ayer. Profesor de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.), Obstfeld es miembro del Consejo de Asesores Económicos del presidente estadounidense, Barack Obama; se lo considera uno de los mejores macroeconomistas a nivel mundial. De 63 años y nacido en Nueva York, ha sido además profesor en Harvard y Columbia, y es coautor de dos manuales básicos de economía escritos junto con el ex economista jefe del FMI Kenneth Rogoff, el Nobel Paul Krugman y el joven economista Marc Melitz. Todos los escritos hablan de una visión estructuralista de la economía, y se lo considera un cultor del neokeynesianismo. El nombramiento representaría un cambio con respecto a las visiones ortodoxas históricas que el FMI viene manteniendo desde hace décadas. Algo de este cambio ya había comenzado a mostrar el organismo, al criticar abiertamente el ajuste que desde la Comisión Europea se le impuso al Gobierno griego de Alexis Tsipras.
Lagarde subrayó que el nuevo economista jefe del FMI, que asumirá su cargo el 8 de septiembre, «es conocido en todo el mundo por su trabajo en economía internacional y es considerado uno de los macroeconomistas más influyentes». Blanchard, que llevaba en el cargo desde 2008, anunció en mayo pasado su intención de dejar el FMI e incorporarse al centro de estudios Peterson Institute for International Economics de Washington. Blanchard fue el encargado en los últimos tiempos de comandar desde el organismo financiero internacional los paquetes financieros destinados a rescatar a Grecia; y de diseñar las medidas de ajuste fiscal y comercial que se le impondrían al Gobierno de ese estado para que puedan ser aceptados como destinatarios de esas ayudas. Sin embargo, en los últimos tiempos, comenzó a disentir en sus intervenciones como negociador del FMI con la «Troika» que atiende el caso griego; y que completan el Banco Central Europeo y el Consejo Europeo. Blanchard, aseguran, se desgastó en su pelea con el ministro de Economía alemán Wolfgang SchTMuble.
El cambio de economista, si Obstfeld aplica en el FMI lo que planteó como teórico en sus libros, representa una posición más firme en contra de los ajustes fiscales y más cercana a la visión de esperar que un país crezca y se desarrolle antes de la aplicación de planes de ajustes simples, planos y directos. El nuevo economista en jefe es, además, defensor del diseño de planes específicamente pensados para cada Estado y cada momento determinado, en lugar de los menús habituales del FMI .
Creo que el artículo anterior corresponde al diario Pagina 12 de Argentina.
Te pongo una cita de un escrito de Obsteld en 2003 -la traducción no parece la mejor-:
«“En este último sentido, nunca hemos estado a punto de volver a capturar los momentos gloriosos de la época anterior a 1914, cuando un acreedor como Gran Bretaña podría persistir durante años en medio satisfactorio de su acumulación de activos de capital extranjero, o de un deudor como Argentina pudo similar durar años generando pasivos de las cuales la mitad fueron tomadas por los extranjeros. En lugar de ello, todavía a un grado muy grande hoy en día, la riqueza neta de un país dependerá, por acumulación, en la provisión de financiamiento de fuentes nacionales en vez de extranjeros (Feldstein y Horioka 1980).”