De acuerdo a las informaciones que maneja Veterans Today, Putin se ha cansado del doble juego del presidente turco Erdogan y mandó llamar a su embajador en Moscú para propinarle un severo rapapolvo, que incluye la amenaza de bombardeo si continúa apoyando al ISIS y bombardeando al pueblo sirio.
Al tiempo, Thomas Drake, que trabajaba en la NSA durante los ataques del 11-S, ha salido a la luz para reconocer que conocían que iban a producirse esos ataques y no hicieron nada por evitarlos «porque así conseguirían más dinero para contratos».
Sumemos a esta noticia, que la investigación sobre el ex primer ministro británico, Heath, ya aparece en todos los medios oficiales y nos encontramos que el círculo se sigue estrechando sobre los conspiradores.