Hace escasos días, nuestro amigo Aldo Narejos apareció en La Sexta TV gracias a su precisa (y desternillante) demostración de cómo el señor Enrique Iglesias ha tenido dos éxitos con dos canciones que son EXACTAMENTE IGUALES («Perdón» y «Bailando»).
Pero todavía es más importante, por su relevancia acerca de la falsedad de la industria musical, el primer vídeo que os incluyo, donde Aldo explica de manera sencilla, que todo el mundo puede entender, cómo funcionan los software que modifican la voz del «cantante» que desafina para aparentar que canta «bien» [Estupendo, Carlos, desafinando]. El engaño al descubierto. Sólo un detallito que deberíais repetir como un «meme»: ese efecto de voz metálica que tanto se utiliza ahora mismo a menudo es una de las pruebas del delito.
Ya que andamos con Aldo Narejos (a punto de publicar su primer disco, financiado por crowdfounding), en una de las últimas ocasiones que nos vimos, me recomendó encarecidamente a un artista catalano-andaluz llamado Abraham Sevilla. Una recomendación de Aldo hay que escucharla con atención, porque no es un tipo convencional.
He vuelto a ver ayer mismo su canción «Me llamo Abraham» y he vuelto a llorar de la risa. Y eso, amigos, con la que está cayendo en el Planeta es mucho decir, ¿verdad? Mezclar diez estilos musicales en una misma canción cuyo leit motiv es que «no se le ocurre nada», la verdad es que promete pero… para disfrutar a Abraham Sevilla hay que despojarse de cualquier espectativa y prejuicio porque, de verdad, se sale de los cánones.
Un día de éstos os cuento lo que me pasó ayer, en las fiestas de La Paloma de Madrid, con mi primera conversación abierta con un «gay» en torno a si uno «nace o se hace marica». ¡Emocionante!
