Hasta la ciencia está validando la trascendencia de la conciencia. En este caso, es el estudio de dos mil personas que pasaron por un coma. Un alto porcentaje de ellos recuerdan cosas que sucedían en la mesa de operaciones mientras les salvaban la vida.
Aunque el estudio se limita a esos dos o tres minutos, la consecuencia para los ateos es demoledora: esos minutos bastan para ratificar que hay vida después de la muerte, de manera que la principal creencia atea queda refutada.
Se ha validado, ni más ni menos, el Espíritu: «Si el cuerpo está muerto…«.