Hoy día, tras lo que hemos visto acontecer con Siria, Venezuela, Libia, Bolivia, Argentina, Brasil o, incluso, Irak, no debería costar a nadie reconocer que una campaña propagandística desacreditativa contra un determinado país, es la base para minar la moral de la población y, consecuentemente, proceder a invadirla y dividirla. Insisto: lo hemos visto hacer con Al Assad, Chávez, Morales, Gadaffi, Kirchner, Roussef y Sadam Hussein. Se criminaliza al gobernante para justifica una posterior invasión.
Esa misma campaña es la que ha estado soportando España desde el siglo XVI, alentada por su rival en aquella época, Inglaterra, para debilitarla y posibilitar, así, la independencia de los países que formaban parte de España en América. Se la conoce como «leyenda negra» y fue tildada de «conspiranoia» (con otras palabras, obviamente) durante siglos aunque hoy debemos reconocer que es cierto, que un poder puede modificar la historia para perjudicar a su enemigo.
Por eso, me he metido en la wikipedia, a ver qué contaba sobre el concepto y, aparte de que el primero que lo denunció fue un tal «Julián Juderías», me he llevado la mayúscula sorpresa de que la «conspiración contra España» ¡en su día fue contra los catalanes! ¡Porque por catalanes (o aragoneses) denominaban los italianos a todos los españoles!
¡Sí, sí: lo estás leyendo bien: las paradojas de la Historia alcanza proporciones cuánticas!
Lee lo que dice la Wikipedia.
El sentimiento anticatalán[editar]
En su primera forma, anticatalana o antiaragonesa, la Leyenda negra comienza con la influencia política de la Corona de Aragón en determinados territorios de Italia en el siglo XIII. La presencia de príncipes, cortesanos, soldados y mercenarios (e incluso piratas) aragoneses en Italia condujo a una reacción de la sociedad local, sobre todo de las élites que se consideraban herederas de la Antigüedad romana. Los hidalgos españoles empiezan a tener fama de «rudos, ignorantes, sin intereses intelectuales» y ridículamente ceremoniosos. La expansión aragonesa en el sur de Italia también coincide con el auge del comercio en Barcelona y Valencia, competidoras para las ciudades italianas del norte a partir de 1300, sobre todo en los mercados mediterráneos occidentales. La reacción de nuevo será la extensión de una imagen de avaricia y astucia infame de los comerciantes catalanes. Un tercer punto en la percepción de la Corona de Aragón, y por extensión de la Península Ibérica, de los italianos es la de inmoralidad y de desmesurada sensualidad que creen ver en las cortes papales de Calixto III y su sobrino Alejandro VI, ambos de origen valenciano, la corte aragonesa de Nápoles y sobre todo de las cortesanas valencianas, que eran muy conocidas en Italia. Finalmente, los elementos no europeos, sobre todo la influencia judía e islámica, eran vistos con desconfianza. Los judíos expulsados en 1492 llegaron en grandes cantidades a las ciudades italianas, con lo que se llegó a confundir «marrano» con «español», hasta el punto de que el papa Julio II llamaba «marrano circonciso» a su predecesor Alejandro VI. La enemistad entre españoles e italianos llegó al punto de que en 1503, tras la muerte de Alejandro VI, hubo una persecución violenta contra los detestados nepotes catalanes, que tuvo como resultado algunos muertos.19 nota 2
Aunque la leyenda negra anticatalana tuvo su origen en Italia, se extendió al Mediterráneo oriental con las expediciones de los almogávares, que influyeron decisivamente en el temor y rechazo que adquirieron en dicha zona, que hicieron famosa la imprecación o insulto «¡venganza catalana te alcance!»20
El sentimiento anticastellano[editar]
Hasta 1500 los catalanes representaban a ojos de los italianos tanto a catalanes, como aragoneses, valencianos, castellanos o portugueses, en fin, a los españoles. Esta situación cambió a partir de 1500, momento en el que Castilla comenzó a tener la preeminencia política, económica y militar sobre los demás reinos de la Península Ibérica.21 Durante el siglo XVI, las intervenciones militares de tropas españolas en Italia se generalizarán, no sólo con el consiguiente rastro de destrucción y muerte que llevan las guerras, sino también con infinidad de conflictos menores causados por soldados acuartelados que no recibían sus soldadas a tiempo. Serán importantes en la formación de la opinión italiana el saqueo de Prato de 1512, en la que se calculan entre 500 y 5600 muertos, según las fuentes, y sobre todo el saqueo de Roma de 1527, a pesar de que también participaran tropas alemanas e italianas.22 La imagen del español cruel, astuto y rapaz se fue extendiendo.
Y ahora, cuando nos damos cuenta de que muchas personas han sido inoculadas por un complejo de culpa colectivo, es cuando la cosa se pone interesante.
Se pone interesante porque la culpa, como consecuencia de una mala acción y el remordimiento de conciencia, es una acción individual, jamás puede ser colectiva y mucho menos histórica, porque uno es responsable PERSONALMENTE de sus actos y palabras (o de las buenas acciones que no hizo por pasividad o cobardía), ¡no de los que hubieran hecho personas de otras épocas! ¡Sólo faltaría!
Si comparamos este complejo de culpa absurdo con otros igual de absurdos, como el complejo de culpa colectivo de los varones por haber, supuestamente, oprimido a las mujeres, nos daremos cuenta de que quienes lo sufren son, casi exclusivamente, las personas ateas. Tanto los hombres feministas (con el complejo de culpa inoculado) como las mujeres feministas son ateos. Los unos, masoquistas; las otras, sádicas. ¿Pero no era que el complejo de culpa era cristiano? ¿Cómo es posible?
Lo cual nos lleva a un descubrimiento creo que HISTÓRICO: esto es la prueba de que la culpa (como consecuencia de la conciencia de los malos actos realizados) es innata en el Ser Humano.
Es decir; si los ateos desarrollan un complejo de culpa por algo de lo que no son responsables es, evidentemente (y teniendo en cuenta que han renunciado a Dios, y por tanto, a la culpa) porque la culpa es completamente humana y, para colmo, si uno no asume la culpa por aquello que hace ¡acaba desarrollando complejos de culpa por aquello que no ha hecho!
Un apunte más: las falsas culpas colectivas generan un sádico (el que ejerce el papel del fustigador) y un masoquista (el que carga con la culpa).
Ha llegado la hora de enterrar, para siempre, el complejo de culpa por ser español.