Media — 14 octubre, 2015 at 9:24 am

Penélope Cruz descubre su pertenencia a los Iluminati en los anuncios que dirigió para la firma de lencería «Agente Provocador»

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Hace dos años, Penélope Cruz escribió y dirigió el anuncio de la firma de lencería «Agente provocador» que estáis a punto de ver, y os comento más abajo, para que vuestra primera opinión no esté condicionada por mi análisis.


Lo primero que llama la atención de este anuncio es que lo haya escrito y dirigido una mujer. Bien es cierto que de lo que se trata es de mostrar la ropa interior de una marca, la actitud de las mujeres que aparecen en él es más propia de los sueños húmedos de un hombre… o de una lesbiana.
Se nota que Penélope no se ha quebrado mucho la cabeza al idearlo porque es una copia del argumento central de la mítica película conspiranoica de John Carpenter «Ellos viven» (o «Ellos están vivos») en la que recordaréis que el protagonista ve la realidad al ponerse unas gafas, más el famoso anuncio de Martini de hace años. En este caso, el invitado va a una clara orgía Iluminati, donde se practican todas las perversiones sexuales, es capa de verlas cuando se pone las gafas. El elemento central del vídeo es la espectacular rusa Irina Shayk (que interpreta al álter ego de la propia Penélope) quien, a diferencia del resto de las prostitutas, va vestida cuando el protagonista lleva las gafas puestas y se desnuda para él, cuando se las quita; dos mundos paralelos (la conciencia y la inconsciencia). Como es habitual en estas representaciones psicoanalíticas, el protagonista está viviendo en un sueño, del que despierta… cuando se lo dice Javier Bardem (marido de Penélope) y que representa a su jefe en el trabajo.

Las obsesiones de Penélope quedan más claras cuando vemos el anuncio posterior que hizo para la misma firma, cambiando a Miguel Angel Silvestre por el modelo gay (también español), Jon Cortajarena.
Aquí queda claro que Penélope es la «dominatrix» de un grupo de 12 mujeres (ella es la 13) que detienen su coche en el desierto para torturar a un hombre a punto de morirse: las «dakinis» bailan una danza erótica infernal, mientras dilapidan el agua que el sediento pide al borde de la muerte.
Por si fuera poco, Penélope demuestra lo que puebla su inconsciente tirando una botella de agua desde su Cadillac. Uno llega a preguntarse si no será este el motivo de que Cortajarena se haya vuelto homosexual: ¿te imaginas estar con todas esas beldades y que no te dejen «probar ni gota de agua»?
En resumen: feminismo de Playboy. ¿Os acordáis de que Jon Voight dijo que Penélope llevaba a Bardemn «con el látigo»? A ver si va a ser verdad…