Bien razonado, este artículo de El Confidencial en el que analiza el programa económico de Podemos es un baño de realidad para la «izquierda radical», en el sentido de, que dentro de este sistema, es imposible generar felicidad para el ser humano. Las normas y directivas europeas impiden aplicar ninguna reforma y, lo que es peor, ateniéndose a la «realidad» como aquello que propagan los medios de comunicación, no hay salida.
Por eso, una vez desacreditada la izquierda radical, la única salida que les queda a las personas que ir a la raíz del problema es desautorizar la verdad oficial, a través de la perfectamente articulada Ciencia de la Conspiración. Es decir, negar su realidad y afirmar la existencia de otra diferente, censurada (cosa que yo sí puedo demostrar pero no Pablo Iglesias). Porque si no, dentro de su realidad no hay otro sentido, como dice Carlos Sánchez: «Un viejo axioma de la filosofía sostiene que allí donde acaba el sentido termina la capacidad de pensar. O dicho de otra forma: no se puede pensar lo que no tiene sentido ni, por supuesto, lo que no está lingüísticamente conformado«.
Dicho de otra forma: si la renta básica, la rebaja de impuestos para las clases medias o la nacionalización de los bancos son imposibles dentro de la Unión Europea, la carta que debería utilizar cualquiera que se llame a sí mismo «radical» es la geopolítica, proponiendo la entrada en el BRICS y en el nuevo sistema monetario que está emergiendo. No queda otra.
Dentro del sistema (y como dice el columnista de El Confidencial), sólo se puede ser socialdemócrata y acatar la doctrina del FMI y del Banco Mundial.