Creo que ha pasado desapercibido para muchos el hecho de que el día en que España afrontaba un cambio político, de repente, se produjeran ¡100 incendios! en el Norte del país. No uno ni dos, ni en una comunidad autónoma específica sino en varios lugares distantes entre sí de Cantabria y Asturias, las cunas de la Reconquista; de la idea misma de España.
¿Es casualidad? ¿100 incendios? ¿El día de las elecciones cuando la casta dominante puede perder el poder?
La consecuencia fue que en los informativos del día electoral, entre alusiones a ir a votar, se colaban imágenes del país incendidado y los fuegos calcinando nuestros montes.
¿Qué mensaje para el inconsciente podría conllevar que el país amaneciera ardiendo el día de las elecciones?
Pues no es muy difícil interpretarlo, la verdad, el mensaje que los que prendieron fuego al país querían transmitir es: «estas elecciones pueden provocar un incendio en el país».
En otras palabras: «cuidado con lo que votas porque puedes provocar un incendio».
No encuentro otra explicación.
Casualidad, desde luego, no fue.
Quizás esto pueda explicar el subidón final que tuvieron los partidos tradicionales.