Una vez que la guerra militar ha sido ganada por el BRICS, la guerra actual se desarrolla en el terreno de la economía, en unas maniobras de asfixia del enemigo, a ver cuál de los dos sucumbe antes.
La guerra del petróleo a la baja pretendía hacer sucumbir a Rusia, pero en lugar de ello está hundiendo la economía de Estados Unidos y la de los países del golfo pérsico, con Arabia Saudita a la cabeza.
Jim Willie nos recuerda que el dólar sube porque el petróleo baja de precio (para mantener el petrodólar a niveles aceptables para los que ganan con este producto), y asímismo el precio del oro es inversamente proporcional al del dólar: con un dólar fuerte, el oro baja de precio. Lo que muchos desconocíamos es que cuando se implantó el petrodólar como divisa mundial, se acordó con Arabia Saudita y los países del golfo que su superávit en las ventas del petróleo se gastaría en bonos del tesoro americano. De manera que con estos precios tan bajos, los dólares del tesoro ya no los compra nadie.
Mientras tanto, China compra tanto oro como petróleo a precio de saldo, seguramente preparándose para el estallido de la burbuja, cuando el dólar inflacionado de valor ya no lo quiera nadie. De momento, en lo que llevamos de año los mercados han perdido un billón de dólares, que equivale al capital de las empresas Google, Facebook, Intel, Netflix y Yahoo, unidas.
En medio de esta guerra económica, en los últimos días en Rusia se comenta la posibilidad de que el país eurasiático utilice un arma económica de consecuencias devastadoras para Europa: que algunas de sus grandes empresas incurran en un impago de su deuda. Una idea por valor de 700.000 millones de dólares que está surgiendo en su consejo de seguridad nacional. La ventaja para Rusia es que, aunque algunas empresas incurrieran en impago, Occidente seguiría comprándole gas, porque no tiene otra opción.
Como relata Sorcha Faal en su último informe, el precio del petróleo parece el último capítulo de una guerra que, curiosamente, comenzó en 1973 con un alza desproporcionada, precisamente, del precio del petróleo.