Llevo meses dándole vueltas a una enigmática frase que dejó caer El Embajador de la Familia del Dragón hace meses, por la seguridad con la que lo dijo: «al final, aunque abolieran el patrón-oro, el oro sigue siendo el anclaje del sistema».
La noticia de que los chinos van a comprar la bolsa de valores de Chicago tras el anuncio de la inminente bancarrota de la bolsa de metales COMEX (por no disponer de la cantidad de oro que están vendiendo), me ha hecho recuperar esa dato, y me ha llevado a una intuición, a una teoría, que, por supuesto, no puede ser refrendada ni debéis, por tanto, tomarla más que como eso: una teoría.
Resulta que la Bolsa de Valores de Chicago se vende. No sé si podéis llegar a imaginarlo. No se vende un banco o una empresa, ni las acciones de tal o cual compañía; ¡se vende el mercado mismo! Es un dato que nos introduce en una realidad desconocida hasta el momento.
Un buen ejemplo sería si os imaginais un «mall», un centro comercial: las firmas Zara o Mango arriendan unas tiendas al propietario del Mall a cambio de un impuesto, una cuota.
Las bolsas de valores, a la luz de esta noticia, serían algo parecido, son mercados que tienen propietarios. En un principio comenzaron siendo «lonjas», es decir, lugares de compra venta de productos (os lo puede contar algún guía turístico de Valencia, por ejemplo), y al parecer el primer mercado donde comenzó a especularse con el precio de las materias primas fue ¡Brujas! (en Bélgica), allá por el siglo XIV. (Lo de que fuera en Brujas no me parece casual, por supuesto). La bolsa de valores moderna nace en Filadelfia y Nueva York en el siglo XVIII como una evolución de los mercados de esclavos de los piratas.
Ahora yo me pregunto: ¿cuál es el fundamento último de todo ese sistema? Es decir, al igual que un casino que vende fichas a cambio de dinero, ha de haber una riqueza real que permita al propietario del casino (recuerda, «la banca gana») presentarse con una legitimidad para responder del resultado de las operaciones de juego/especulación en el casino/mercado de valores.
A mi modo de ver, y teniendo en cuenta que la bolsa es una continuación del negocio de los piratas, ha de ser el oro. O sea, que la fianza o anclaje de todo el sistema de especulación en torno a los bienes es el oro: ¡algo ha de haber que dote de una seguridad, un anclaje!, ¿y qué otra cosa hay cuyo precio sea más estable que el oro?
De esta manera, se explicaría el movimiento de los chinos del otro día y las declaraciones de El Embajador.
De acuerdo a este razonamiento, si el mercado del oro se mueve a Shangai, entonces las bolsas de valores pasan a ser dirigidas por China porque es el fundamento de todo lo demás.
Esperemos a ver si mi predicción se cumple.