Hija de un embajador, triunfadora desde la tierna edad de 14 años, Olvido Gara, más conocida por Alaska, tiene todas las papeletas para haber sufrido la programación MK Ultra que todos los hijos exitosos de la élite han padecido.
Encumbrada por los medios desde sus inicios a pesar de su autorreconocida incapacidad musical, en esta entrevista con motivo de su último disco «Música para robots románticos» realiza un panegírico de la fusión hombre-máquina y la abolición de los sentimientos humanos. Lo cual clarifica su papel en toda esta opereta como portavoz de los planes de la élite. Sin duda, Alaska es el caso contrario al recientemente referido de Sara Pi: buena cantante, guapa y humana.
¿Por qué triunfa entonces el mal/el arte-basura? ¿será masona?