El informe de Sorcha Faal del que extraigo esta información termina preguntándose lo que tardará Obama en destituir al actual jefe del estado mayor USA, General Dunford, después de que le contara a su colega de las fuerzas aeroespaciales rusas, Coronel General Víctor Bondarev, que prohibió al presidente Obama acudir al funeral por el recientemente fallecido del juez del Tribunal Supremo, Anthony Scalia.
Católicos ambos y amigos, cuando el ruso preguntó hace unos días al general norteamericano por este asunto, el General Dunford adujo, enfurecido, que «fue por el puto carbón».
En los últimos meses del año, y a raíz de la conferencia sobre el clima de París, Obama aprobó una ley supuestamente para combatir las emisiones de CO2, que escondía tretas para convertirse en dictador de los Estados Unidos, que a su vez fue contestada por 24 estados, la cámara de comercio, así como sindicatos, compañías del sector, totalizando 39 reclamaciones.
Todas estas reclamaciones llegaron al Tribunal de Apelaciones del Distrito de Columbia, que debería atenderlas el próximo 2 de junio, pero que no paralizó la ejecución de la ley hasta que se resuelvan estas apelaciones, como así debería haber hecho.
Sin embargo, por primera vez en su historia, el Tribunal Supremo, encabezado por el juez católico Scalia, decretó la paralización de la ley hasta que no se vean estas reclamaciones. Dos días después de que el Tribunal Supremo emitiera este veredicto es cuando se produce el referido vuelo del juez Scalia y Obama en el Air Force One, rumbo a Texas, donde se produjo la muerte del magistrado. Una muerte a la que no se le practicó autopsia y que, para más inri, no se sabe cuándo se produjo: si el 12, el 13 o incluso el 11 de febrero.
Lo que está claro es que la vida del General Dunford corre peligro y su carrera militar parece que va a finalizar pronto.