Hace ya unos meses, decidí enfrentarme a la «última barrera» y vi como una docena de vídeos de supervivientes del holocausto en español. Quería enfrentarme cara a cara con estos testimonios y comprobar, por una parte, si el lenguaje no-verbal les delataba, si lograban conmoverme y, por último, si encontraba algún «patrón»; alguna línea argumental en estos testimonios que delatara la invención. Mi plan era realizar un vídeo en base a este argumento pero he entrado en una fase de descanso y el proyecto tendrá que esperar pues exige mucho trabajo.
Así pues, le ofrezco la idea a quien tenga tiempo, y ganas, para llevarlo a cabo.
Básicamente, lo que hallé fue que casi todos los supervivientes del holocausto dicen que fueron recibidos por el científico Josef Mengele ¡en persona!, que él mismo les hacía formar en dos filas, en base a su edad y habilidades y que los de una fila iban, directos, a la cámara de gas y los otros sobrevivían. Encontré contradicciones entre las características de los que iban a un lado y otro, en los testimonios de los supervivientes, pero sobre todo me sorprendió la omnipresencia de Mengele en todos los campos de concentración, como un personaje de película. El malo por antonomasia.
Después está el tema de cómo sobrevivieron, claro, porque si supuestamente los nazis eran tan metódicos, calculadores y precisos y el genocidio fue tan total, extraña que hubieran tantos que sobrevivieran, de las maneras más diversas. Me encontré con historias delirantes, y con la repetición del esquema del «nazi bueno que se apiada de ellos» y les deja escapar (a menudo los que hablan eran niños en aquella época). Aquí también creo que reside otro patrón.
Y el patrón, queridos amigos, se explica en un vídeo de » target=»_blank»>Ernst Zündel en el que analizaba la «literatura del holocausto«, es decir, las novelas, que se convierten en una tendencia a partir de los años 70, justamente, ¡cuando empiezan a aparecer supervivientes que cuentan su historia! (Como sabéis, hasta mediados de los 60 no se hablaba del tema en la propia Israel).
Así pues, la tesis más probable es que los «supervivientes» montaran sus historias a partir de las propias novelas que habían leído, de ahí que muchos repitieran la misma: empezaron a escuchar lo que decían otros y, simplemente, la copiaron, añadiendo las notas de su propia invención, lo que deja espacio, también, para la contradicción entre ellos.
Como digo, hay ahí un trabajo con la profesionalidad de un forense, sin añadir comentario sino contraponiendo los propios testimonios para que la verdad aflore sola, sin forzarla.
