Valga este «autorregalo» que me hago en el día de mi cumpleaños, para compartir con vosotros –que me habéis acompañado tantos años en esta travesía del desierto– cómo me siento, en estos días previos al comienzo de todo lo por lo que he luchado durante una quincena de años (o incluso toda mi vida).
Son dos canciones de mis épocas más «heavys», que treinta años después han adquirido más significado, a la luz, como digo, de estos quince años en el underground, levantando otra visión de la realidad desde la soledad más absoluta hasta la consagración de un movimiento planetario.
La primera, de los míticos Whitesnake, que os ofrezco en su versión moderna subtitulada al castellano (más heavy) y en la original (que me gusta más), tiene una letra a lo «Conde de Montecristo» y es una descripción de un proceso de renacimiento, a partir de la desolación. Con esta fuerza y esta rabia estoy «volviendo» desde el ostracismo, con la inmensa satisfacción de que todas las privaciones que he asumido, los insultos cosechados y la soledad que soporté, tuvieron un sentido.
La segunda, de los pamplonicas Barricada, no necesita traducción y su letra (si cambiáis «apretar el gatillo» por «decir la verdad») parece como si la hubiera escrito yo mismo, con detalles para todos como cuando dicen: «anónimo luchador/ nunca tendrán las armas la razón/ pero cuando se aprende/ a llorar por algo/ cambien se aprende/ a defenderlo».
Por cierto, que este verano volví tras muchos años a las fiestas de mi pueblo burgalés y me sorprendió que los tres grupos de cada uno de los días tocaron ¡este tema, igualito que en las últimas fiestas que había estado, a finales del siglo pasado! Señal de que, al final, la dignidad y la fuerza que destila esta canción nos emociona a casi todos. Lo bueno, gana con los años.
Con la satisfacción de que, 30 años después, no pudieron doblegar el espíritu idealista de aquel chaval de 17, y que, por tanto, aquel espíritu, en definitiva, está intacto fluyendo por mis chakras, pero realizado, con todos vosotros: «Here I go again» (de Whitesnake) y «No hay tregua», de Barricada.