Fina, fina, la columna que firma López Alba en El Confidencial acerca del descrédito de los partidos políticos y con ello, el final del régimen.
Resalto el siguiente párrafo:
¿Quién nos iba a decir en 2008 que de las múltiples crisis que como una ‘matrioska’ traía dentro la Gran Recesión, la que prevalecería ocho años después sería la institucional? Más allá del reguero sin fin de desprestigio de los políticos -consustancialmente pasajero por su condición de individuos-, se ha producido un fenómeno de calado mucho más hondo: el descrédito de los partidos políticos, que en gran medida han perdido su función primordial, la de ser útiles socialmente.