En esta heterodoxa página, hacía tiempo que no aparecía una noticia de análisis de tendencias de moda. Exactamente desde que predije que la sensual moda ibicenca debería llegar a las calles de la Península Ibérica. Cosa que, si os fijáis, ha llegado en este verano 2016. O sea, que uno no anda tan desencaminado…
Por razones que no vienen al caso, este verano -y después de muchos años- me he «chupado» casi todos los Juegos Olímpicos, y me he quedado extasiado con la evolución de los maillots de las gimnastas rítmicas. ¡Auténticas obras de arte! Estaba pensando en cómo sería llevar esa estética a la moda «casual» cuando me encontré este escaparate en la calle Carretas de Madrid. (Diseñadores: ¡no pierdan tiempo!).
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Otra de las tendencias que me ha sorprendido en los últimos días son las faldas y blusas doradas o plateadas, que siguen a la similar tendencia en el calzado (¿nos estarán preparando para la vuelta de los metales preciosos?).
En el lado negativo, sin duda, la moda de los blusones «masculinos» que, curiosamente, se ha extendido a la par que la moda femenina introducía las camisas masculinas como «vestidos» (copiando cuando la mujer coge la ropa de la cama al salir desnuda de la cama), de manera que ambos quedaban homogeneizados… ¿No hace falta explicarlo más, verdad?
Sobre los peinados, en los últimos tres días habré visto como una docena de veinteañeras con trencitas, pero no las típicas sino un extraño peinado, mucho más elaborado, y que no sé explicar.
Por lo demás, y fuera del castrante universo de Lavapiés, el pelo largo y la femineidad ha vuelto a las mujeres madrileñas, que este verano lucían lindísimas, con lo que vuelvo a ratificarme en que el feminismo ha comenzado a ser, por fin, un oscuro recuerdo.
PD: Sincronía total. Salgo a la calle y me cruzo con dos jóvenes: la chica con camisa de chico larga y el chico con blusón. Tal cual.