A finales del mes de noviembre -y ante la monumental censura de todos los medios de comunicación oficiales- en Noruega se desarticuló una red pederasta que afectaba a 50 altos cargos, entre ellos importantes políticos y abogados cuyos nombres no han trascendido. Al parecer, la investigación se condujo dentro de lo que se conoce como la «Internet profunda» gracias a un código mallware que permitió identificar a esta red.
El asunto es que esa red no terminaba en Noruega sino que el propio FBI ayudó a desmantelarla, pues la Fundación Clinton había recibido 60 millones de dólares (como mínimo) por parte del partido conservador noruego para que Clinton ayudara a que el ex primer ministro Stoltenberg fuera elegido secretario general de la OTAN. Este dinero llegó en diferentes envíos a través del servicio postal noruego y la Agencia Noruega de Cooperación al Desarrollo, y las investigaciones apuntan al primer ministro Erna Solberg y el ministro de asuntos exteriores, Borge Brende.
Stoltenberg, un ex comunista maoísta tenido por agente de la CIA, fue elegido secretario general de la OTAN en octubre del 2014, tan sólo dos meses después de que Bill Clinton pasara una temporada en Noruega, invitado por el partido conservador.
Al parecer, las presiones de Clinton sobre Noruega tenían que ver con el famoso oleoducto qatarí, esta vez chipriota, con el que pretendían «puentear» la dependencia gasística de Rusia por parte del este de Europa. Los noruegos debían aportar el conocimiento técnico sobre el procesado, almacenamiento y envío del combustible.
Al parecer, las imágenes pedófilas en posesión de los políticos eran utilizadas para extorsionarlos por el equipo de la Fundación Clinton.