En este caso, hay que felicitar al político del PP catalán por haber puesto el dedo en la llaga de la falta de ética de muchísimos comentaristas de las redes y de la necesidad de que la sociedad se autorregule para aislar a los difamadores, los desconsiderados y los malasangres.
¡Que no tenga que venir otra vez el Estado a legislar en cuestiones humanas!