Una absurda -y prefabricada- crisis diplomática ha estallado entre Turquía y Holanda, a tan sólo unos días de las elecciones que pueden colocar a un antiUE al frente del país de los tulipanes. La crisis es tan tonta que cuesta hasta describirla pero lo importante es que sitúa a Holanda como un país xenófobo, lo que podría modificar el sentido de las elecciones a favor de los globalistas.