En las últimas semanas se ha abierto una «cruzada informativa» en torno a una «chica» que publicó en Twitter chistes ofensivos contra un almirante y presidente de gobierno del régimen anterior, asesinado… en 1973.
La polémica mediática se ha centrado en torno a los límites de la libertad de expresión y confieso que no le había prestado más atención hasta que una amiga (artista reconocida, ella y obesionada con la cantidad de «mujeres famosas» que son en realidad hombres) me comentó que la tal Cassandra es un hombre. Y claro que lo es: hasta el movimiento gay lo reconoce.
El asunto es que, una vez que tomas conciencia de este dato, y asumes que estamos viviendo en una evidentísima fase de «propaganda trans», uno se para a pensar en el absurdo de un chico (castrado, un eunuco) que con 21 años haga chistes sobre un suceso que sucedió ¡20 años antes de que naciera! ¡Y del que viene haciendo chistes desde que tenía 15!
Pensadlo un poco: ¿a qué joven español conocéis que le importe una mierda Carrero Blanco si -como han demostrado algunos estudios- la mayoría ni siquiera saben quién fue Franco?
¡Y llevaba seis años haciendo chistes sobre el tema!
Mi instinto conspirólogo me dice que aquí están generando un nuevo líder: un líder de la juventud castrado.
La razón creo que es obvia, pero en el siguiente vídeo lo explico con más detalle.
Por si alguno tuviera alguna duda, en mitología griega Casandra es «la que enreda a los hombres» y tiene el don de la profecía.
PD 1: Esta polémica victimista (el chico ha sido condenado) se ha desarrollado mientras en Valencia se aprobaba una ley para que el propio Estado castre a los niños. El chico que se esconde tras el apelativo «Casandra» es… valenciano.