Voy a la Pedriza muy a menudo y soy de los que disfrutan estando a unos pocos metros de las cabras montesa, pero ya sabía del problema de la superpoblación de esta especie y el peligro para el ecosistema, y de la necesidad, por tanto, de cazar miles de ellas.
También sabía que unos extremistas como los animalistas, incapaces por su propia ideología de contemplar la NATURALEZA como un Todo, y su necesidad de equilibrio, se iban a oponer a la medida, como está sucediendo.
Desde hace tiempo vengo advirtiendo de que la irracionalidad de este movimiento narcisista e hiperemocional iba a generar problemas: aquí va el primero.