Momento Histórico. Por primera vez, una figura de relevancia pública se atreve a exponer lo que cualquiera con dos ojos en la cara es capaz de percibir: que padecemos una moda promovida para la homosexualización de los individuos. Quien lo expone es el gran escritor de novela histórica, Eslava Galán, en el diario El Mundo, dentro de un artículo veraniego sobre la lujuria. Por su importancia, copio el párrafo de referencia.
A pesar de tantas facilidades, el macho alfa es una especie seriamente amenazada. Ahora se lleva el metrosexual depilado, un hombre delicado y sensible poseedor de muchos rasgos antes considerados femeninos. Por otra parte, el prematuro acceso a las relaciones completas y su excesiva frecuentación acaba cansando. Aburridos de practicarlo con chicas, algunos aficionados buscan sensaciones nuevas en individuos de su propio sexo. Al margen de las inclinaciones siempre respetables de la naturaleza, algunos heteros optan por la homosexualidad valorando lo que el sexo contrario raramente te ofrece, la complicidad de la camaradería. Por eso, creo yo, y no porque hayan salido del armario, abunda tanto pareja homosexual en nuestros días. Entre las lesbianas quizá se añada el complemento del impostado odio al hombre que predican las feministas. A las mujeres que se quejan de la escasez de género porque cada vez salen más tíos del armario les reprocha una pintada encontrada en un retrete: «Vosotras, con tanta exigencia, estáis acabando con la afición».
