Uno de los «capos» de Hollywood, el productor judío Harvey Weinstein, ha tenido que dimitir de su propia compañía al salir a la luz las decenas de casos de abusos sexuales sobre actrices, a las que hacía pagar «en carne» por trabajar en sus películas.
Los testimonios que leeréis en este artículo de El País, evidentemente, son muy edulcorados, pues sólo hablan prácticamente de miradas y masajes, cuando lo cierto es que ha de haber habido mucho más.
Como sabéis, en la cúspide de esta pirámide se encuentra el mismísimo Steven Spielberg, al que muchos testimonios (no abiertos) señalan como un depravado violador de jovencitos.