Hace ya muchos, muchos años, un conocido que trabajaba en el ámbito del diseño gráfico me relató que un día le contaron que una chica muy introvertida y tímida que trabajaba en su empresa era Ana, la niña del dúo Enrique y Ana. Me dijo que, aunque en la empresa se cuchicheaba esto, nadie hablaba ni le preguntaba directamente por el tema porque era algo «tabú»: es decir, la chica (Ana) no se comunicaba prácticamente y mucho menos sobre esa cuestión. Lo cual me hizo recordar, inmediatamente, la actitud de la niña prodigio Marisol/Pepa Flores cuando abandonó radicalmente la profesión: una vez que puede decir por sí misma, no quiere saber nada de ello. Hace poco, ya sabéis que salió a la luz que Marisol sufrió abusos sexuales, muy en la línea de lo que sucede en Estados Unidos.
Ya entonces (estoy hablando de allá por 1999) me quedé con el misterio y desde entonces he conservado esa información porque ya hace mucho tiempo que me olía lo que le ha estado pasando a todos los niños-prodigio de la tele y el cine. Había algo en la relación entre Enrique y Ana que me olía mal…
Algunos años después, empecé a ver a Enrique, reconvertido en Enrique del Pozo, ejerciendo de agente de famosos de medio pelo en lo peor de la telebasura más grosera y vomitiva, posando desnudo, y, finalmente, como activista gay. Seguidamente le podéis ver presentando los primeros muñecos gay.
Tomad los continuos ejemplos que vienen de Estados Unidos, unidlos a lo que sabemos de Marisol/Pepa Flores y haced el razonamiento lógico, teniendo en cuenta cómo ha acabado el citado Enrique del Pozo y la actitud de Ana ante su vida pasada.
O mucho me equivoco o algún día se acabará demostrando lo que muchos estamos pensando…