Destacados popes de la izquierda freudiana, como el periodisto Nacho Escolar y la escritora Lucía Echebarría han levantado una ola de indignación pocas veces vista en este país al defender a la asesina del niño almeriense –«el odio contra ella es por ser negra, mujer e inmigrante» y descargando la culpa en el padre, respectivamente- y han logrado lo imposible: que muchos españoles apoyen sus aberrantes opiniones. ¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que un Ser que se diga Humano defienda a la asesina de un niño?
La respuesta más obvia es que lo que están defendiendo es su ideología, que, para ellos (que además son padres), es más importante la defensa de la mujer culpable que la Justicia. Para ellos es más víctima una asesina por el hecho de ser negra, inmigrante y mujer que culpable por haber matado a un niño de 8 años. Delirante. La cosa tiene tintes de psicoanálisis pero en este caso, me voy a quedar en el terreno político.
Tanto el uno como la otra son hoy día los líderes mediáticos de la izquierda freudiana y el feminismo, respectivamente, y lo que han hecho ha sido salir en defensa de sus respectivos chiringuitos; las ideologías que les han transportado al lugar que ambos ahora ocupan. El primero, de bloguero a director de un diario (Público) gracias a que su padre era el director del diario 20 minutos; la segunda, elegida para representar al feminismo de la tercera ola, al promocionar las pastillas «para la felicidad» con su primer libro «Amor, Prozac y dudas» (extrañamente parecido a otro que salió en USA meses antes, «Generación Prozac» y que sirvieron como márketing para esa pastilla y la que vendrían después).
El relato del victimismo feminista e inmigrante se venía abajo con el asesinato perpetrado por la dominicana y los capitanes tuvieron que salir a dar la cara, haciendo algo que a todo ser humano de bien le avergüenza: defender a la asesina de un niño. Con un sencillo razonamiento os daréis cuenta de que si ambos tuvieron que dar ese difícil paso es porque veían cambiar el sentido del relato y, al contradecirse su narrativa victimista, su posición mediática se veía amenazada.
Pero he aquí que, aparte de la radio, la prensa y la televisión ha emergido un nuevo sujeto de Opinión Pública llamado la comunidad en red, y resulta que por allí nos enteramos de que en la propia República Dominicana, patria de la asesina, pedían la máxima pena para ella, con lo que el relato victimista nuevamente perecía.
Y esto es muy importante. La Humanidad en red supera los mensajes deshumanizantes de los líderes mediáticos y sostienen otro relato… que está a punto de suprimir al de la izquierda buenista. Y eso les preocupa, claro.
Ahora mismo, se debate si seguir aplicando el buenismo para que los asesinos estén en la calle (y vuelvan a violar mujeres), posicionándose las izquierdas a favor de la derogación de la prisión permanente revisable. Una vez más (y ya liberados de la dictadura mental de El País), la posición del pueblo es muy diferente de la de los que se arrogan el derecho de hablar por él; de esa disociación está llegando el final de esa izquierda sin valores y degradada.
Pero nuevamente, no lo pueden ver; siguen pensando que son ellos los que crean opinión y no se han dado cuenta de que ahora es el sentido común el que vuelve a crear la opinión.
El partido o movimiento que se dé cuenta conquistará el Poder.