Nuevamente, se investiga mínimamente un caso de supuesta «violencia machista» y el fantasma se convierte en otra cosa: en este caso, un crimen por problemas económicos y entre las dos familias. Sucedió hace pocas semanas en La Orotava, Tenerife.
La paranoia está, por fin, desapareciendo, gracias a que los periodistas comienzan a investigar cada crimen, que deja patente que no están conectados entre sí.