Estaba claro que la unidad del PSOE se iba a resquebrajar al hacer un simple cálculo de cómo el 11% de los votos conseguidos por Vox en Andalucía, se pueden multiplicar en las próximas elecciones locales y europeas, y los barones del partido ven que sus sillones peligran, sobre todo, aquellos que están apoyando a los independentistas.
El dilema para Sánchez es claro: ¿cuándo afrontar la realidad de que el pueblo no le quiere?
Un servidor se lo va a contestar: cuanto más tarde, será peor.