Con la entrega de su acta de diputado y la purga de sus seguidores que -conviene recordarlo- eran la parte «no comunista» de Podemos, este último partido se queda únicamente con los dirigentes que llegaron de Izquierda Unida; es decir, Pablo Iglesias, Irene Montero, Rafa Mayoral, Juanma del Olmo, etc.
La pregunta que cada cual debería hacerse es: ¿qué sentido tiene que Podemos continúe como partido al margen de Izquierda Unida si no le diferencia nada de la izquierda tradicional y sus dirigentes son «submarinos» llegados del partido de Alberto Garzón? ¿Por qué no se unen definitivamente?
Unidos Podemos, o su versión trans, UNIDAS PODEMOS, debería ser la marca que sobreviva. No tiene sentido esta redundancia de partidos porque van a fragmentar el voto. Los ingenuos que todavía crean en el 15-M se irán con Errejón… al PSOE.
