Os podéis imaginar mi cara cuando ayer me encontré en Netflix un documental sobre El Mossad israelí. Sabiendo que esta empresa (como todas las grandes) está en manos de los sionistas, uno ya se podía esperar que se encontraba ante un ejercicio propagandístico de los servicios secretos israelíes.
Pero cuando uno comienza a ver el primer capítulo, no sale de su asombro. Ante ti hablan abiertamente los directores de operaciones y agentes de El Mossad responsables de centenares de asesinatos, reconociendo abiertamente que fueron ellos y explicando, sin asomo de remordimientos, su helador sistema de creencias. Cualquier cosa es buena por el bien de Israel.
Es como la serie «Narcos» de Netflix, pero de verdad, porque hay que reconocer que, cuando los judíos hacen las cosas, las hacen de verdad, y este verdadero publirreportaje, seguramente grabado en las propias instalaciones de El Mossad, es un pedazo de historia, que aclara, por ejemplo, cómo se organizó la captura del nazi Adolf Eichman y que, incluso, deja caer que el presidente israelí Ariel Sharon, fue asesinado por sus propios servicios secretos.
Uno pensaría que, después de un demoledor primer capítulo, el segundo no puede estar a la altura, pero sin embargo, no decae. La segunda entrega explica cómo sobornan a sus informantes: dinero, venganza e, incluso, ¡cura a enfermedades que sólo los judíos saben sanar! son las causas.
Entre los documentos históricos que ofrece, la figura del ex yerno del líder egipcio Nasser, que resultó clave para que los judíos ganaran la guerra del Yom Kippur, gracias a los informes que proporcionó.
La pregunta que uno ha de hacerse es: «¿por qué ahora?», ¿qué gana El Mossad al reconocer abiertamente su criminal forma de actuar?
Lo que me viene a la mente son las miles de detenciones selladas en Estados Unidos que, con toda seguridad, acabarán repercutiendo en los agentes israelíes que, como casi todo el mundo sabe, son quienes dirigen todo [por cierto, nula referencia a los jesuitas por parte de EL Mossad, señor Jorge Guerra]. La serie sería pues, una especie de aviso para los que se puedan ir de la lengua, pues termina con la muerte de Marwan, el mencionado yerno de Nasser: el entonces jefe de El Mossad repite varias veces que él no le traicionó… pero uno se queda con la duda. ¿No estarán enviando mensajes a aquellos que puedan querer traicionarles?
Otro asunto es el reciente documental de Al Jazzera sobre el Lobby israelí; una vez que sale la verdad a la luz, parece cómo si los judíos quisieran marcar territorio y ya no tuvieran por qué llevar la careta.
De cualquier modo, y a falta de ver los dos últimos capítulos, estamos ante la serie que más va a dar de qué hablar este año, sin lugar a dudas: las declaraciones de estos asesinos no tienen absolutamente desperdicio porque son una auténtica indagación en el lado más oscuro del ser humano.
¡Adelántate a los medios de comunicación oficiales para forjarte antes tu propia opinión!
Más abajo, los dos primeros capítulos de mi propia serie sobre los servicios de inteligencia.